Cuando sientes que la ausencia es un castigo, y la presencia una necesidad. Cuando quieres que tus ojos sean testigo habitual de su caminar. Cuando luchas en la silenciosa calma, decidiendo si morir o saltar. Cuando sueltas en lo más profundo de tu alma, los vínculos eternos de tu pasado. No dudas ni un segundo que has llegado a tu nuevo destino, corazón henchido. Tan solo tú latido junto al mío, en un abrazo dulce y largo, convierten en feliz el momento del día más amargo. Ese en el que toca a su fin, sólo, a oscuras, soñando.
Estoy permanentemente en babia, donde habito.
¿La razón por la que escribo?
“… yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero mañana muero, y hoy querría aliviar mi alma.”
Edgar Allan Poe
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