Es maravillosa la cadencia, la constancia y la persistencia de esos golpes secos que se producen en el pecho al latir un corazón.
Cuando esperas a tu bebé, y en la consulta te hacen escuchar ese golpeteo tan seguido del pequeño corazón queriendo salir, estremece.
Cuando siento el tambor del tuyo a compás, es el signo de la vida. Acelerado si te veo pasar. Calmado en la noche cuando voy a descansar, y con los ojos a punto de cerrarse, escucho atento su acompasado latir.
Música de vida. Latir ahí, junto a ti.