Opinión.- INDEPENDENCIA

El sentido de pertenencia y la independencia, parecen contradictorios.
Y de alguna manera pueden llegar a serlo.
Un buen y antiguo amigo activista de los derechos sociales y político coherente y honrado, con los demás y consigo mismo, me enseñó hace mucho tiempo el valor del sentido de pertenencia.
En ese momento, porque convenía. Pero como soy un «temoso» de las cuestiones que me interesan, siempre he seguido dándole vueltas y abundando en ese concepto del sentido de pertenencia.
Estar orgulloso del lugar donde has nacido, de la familia, tus paisanos, tus costumbres y su paisaje, es sentido de pertenencia.
Estar feliz del grupo de amigos, compañeros de trabajo o de proyecto, de la asociación o club con el que compartes ideas y valores, es sentido de pertenencia.
En Política, con mayúsculas, compartir criterios y valores, es sentido de pertenencia.
Más discutible es estar «sujeto» a la disciplina de un club, asociación o partido, no te digo nada si además es político, que en nuestro país, quizas por sus antecedentes de 40 años sin libertad o a medias (lo ancho pa mi, lo estrecho pa ti) donde se organizó de forma muy paternalista, pensando en la mayoría «ignorante» y en el control de los desórdenes; no lo tengo tan claro. Más bien, cuanto más lo pienso, está más oscuro.
Porque si no se admite y no se puede tener sentido crítico, y las decisiones se vuelven inapelables e indiscutibles, o estás dentro, o estás fuera.
Y fuera hace más frío, pero se respira mejor.
Pensaba que habíamos crecido. Y que cuarenta años después, con esta democracia paternalista y tutelada, podíamos haber aprendido, especialmente de los errores, y organizarnos con más margen de criterio libre.
Por eso siempre me gustó, lo cultivé y enseñé, el gusto por ser independiente. Mis hijos, mis compañeras de vida, mis amigos… todos pueden dar referencia de esto.
Incluso en el trabajo, en mis relaciones de competencia y de crecimiento personal, creo que ha sido una constante el ayudar y propiciar que cada uno consiguiera su independencia y tuviera su propio criterio.
Así, algunos se quedaron más cerca, y otros libremente, no tan cerca.
Y me gusta que sea así.
La ecuación perfecta es tener valores sólidos que construyan un criterio propio, que te dé independencia y sentido de pertenencia.

Ser críticos, siendo amables, respetar al que no piensa como tú, sin estar de acuerdo con su forma de pensar, y no perder ese sentido crítico hacia lo propio, para mejorar o enmendar lo que hicimos mal, es evolución.

Y ahora toca elegir. Que es una conquista de otra generación anterior, y un regalo que debemos respetar y cuidar.

La Política es elegir el tipo de País, de ciudad, de pueblo que queremos, la relación de convivencia, la sanidad, la educación y los valores de nuestra sociedad.
No caigamos en el simplismo de «esto es cosa de los políticos» o el «da igual», porque no da igual pasarnos cuatro años despotricando de los que nosotros mismos elegimos o dejamos de elegir, y sus consecuencias.

¡Este es el momento!

Podemos elegir en libertad, con sentido crítico y autocrítico, con criterio propio y responsabilidad.
Un lujo.

Perdone que les escriba.

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Carnaval

Viste una máscara. 
Esconde tus ojos, tu cara.
Ven donde están todos,
es Carnaval.

Olvídate si te apetece,
si avisaste de tu llegada.
Métete en el disfraz de león.
Y salta.

Busca un sitio donde quedarte.
Un rincón donde bailar.
Nadie te reconoce, creo.
Ponte a bailar.

No hables demasiado.
Sólo ve allí a su lado.
Canta y muevete con cuidado.
Ríe de verdad.

Es Carnaval

30 minutos

Ya sé, ya sé. 
No dispones de 30 minutos.
La vida que llevamos es horrible. Te hace correr de un lado a otro, quedándote sin tiempo cada día.
Ya viví eso.
Pero, escucha.
Hay infinidad de cosas preciosas que ocurren en apenas 30 minutos.
Calcula, el día tiene creo 1.440 minutos, o algo mas.
...
Sólo 30 minutos.
Una vez a la semana.
Al colmo de lo absurdo, una vez al mes. Concedetelo.
Porque en tan solo 30 minutos te encuentras respirando con tu alma.

30 minutos del Alma.

Perdone que les escriba
30 minutos

Opinión.- De baile de máscaras

Llevamos casi dos años y medio metidos en danza usando una prenda antes exclusiva del entorno clínico. 

Y el caso es que, además de que quizás proteja del intercambio de virus y aire aspirado, tiene también efectos secundarios. Con ella puesta no escuchas bien, no entiendes lo que te hablan, no sabes distinguir entre broma o en serio, y a veces ni si quieras ves con claridad. Es sorprendente como un trozo pequeño tapándote la boca afecta en realidad al oído, la vista, la comprensión y las relaciones entre personas. 

Antes esporádica, de usar y tirar, la hemos convertido en una más de uso diario continuo. Claro que hay quien se declara en rebeldía y no la utiliza ni cuando debe. Lo curioso es que algunos de ellos, ahora que nos dan permiso para salir sin ponerla, van y se la ponen. Habrá que concluir que lo definitivo de estos seres es tan solo la soberbia rebeldía. 

Montados en este tobogán de sube y baja durante tantos meses, atada tu libertad de una mano, restringida la movilidad cuando más acostumbrados estábamos a ser viajeros, en el siglo de la des_inhibición y la des_vergüenza repartiendo besos y abrazos sin recato, cultivando el mestizaje y ampliando el conocimiento, esta enfermedad pandémica nos ha cortado el “rollo” con una nueva lección de humildad. 

Ahora que todo va cada vez más rápido, parece que la naturaleza, que impone su cadencia y sus tiempos, nos corrige decidida con crueldad. 

Es increíble la capacidad que tenemos de aprender y progresar. Somos evolución. Pero si rompemos las reglas de equilibrio natural y no respetamos nada jugando a ser “Dios nivel superior”, el universo nos avisa, y debemos escucharlo. 

Porque me gustaría quitarme la máscara y seguir el baile, que con ella puesta somos más sordos, más ciegos y más tontos de lo que parecemos al natural. 

Respeto y humildad. 

Y a bailar, que es carnaval.

Perdone que les escriba. 

Cristales de tiempo

Foto superior: El chip Google Sycamore utilizado en la creación de un cristal de tiempo. (Crédito de la imagen: Google Quantum AI)

Un nuevo estado de la materia, que viene a unirse a los cuatros conocidos, sólido, líquido, gaseoso y plasmático, y viene a ser como una máquina de movimiento perpetuo que no consume energía ni la transforma.

Un chip de ordenador cuántico que es capaz de procesar en apenas tres minutos y medio lo que un superordenador megarapidisimo tardaría 10.000 años. Y que sea propiedad de Google Quantum AI. …

A mi admiración absoluta por estos logros (aun me tienen con la boca abierta y cara de bobo) le sigue la confirmación de mis últimas sospechas: la realidad de que mi tiempo ha pasado. Ya no me pertenece el futuro. Tan solo recuerdos y viviendo un presente efímero. 
No se me cierra la boca. 

Solo espero que, como definió mi hijo Carlos en su memorando de empresa, ”importan las personas”, siga como principio inmutable.

Que así sea.

Cuando

Cuando perdí tu cara, y he de cerrar los ojos para verte.
Cuando se del día en que vivo por la posición de la píldora en el blister.
Cuando ya nada me detiene el despropósito en el que he convertido cada paso de cada día.
Cuando todo me huele a pasado, dejando un rastro de flor antigua y querida. 
Cuando miro con compasión y destemplanza las decisiones aventuradas de los peques de casa.

No será verdad, pero entiendo que mi tiempo se pasó, que elegantemente debo apartarme, hacerme invisible y no convertirme en lastre. 
¡Que rápido se pasó todo!
Fue intenso y feliz. 
Y ahora incierto y también rápido (espero) 
Contemplo amanecer. 

A propósito del género

Lo juro.
No he seguido la “docuserie” de #RocioVerdad12 de _o _sobre Rocio Carrasco y su verdad, todo en relación al maltrato y violencia de género. 
No opino de este caso concreto, ni valoro la veracidad e integridad, ni las presunciones de inocencia o responsabilidades de ese caso.
(Me repugna en exceso cualquier caso de violencia, sometimiento, intimidación o discriminación infringido a cualquier persona, y especialmente el daño a la infancia)

Y, a pesar de la cercanía familiar y cariñosa a una persona que participó en la docuserie, leo extrañado que “el feminismo salva vidas”, “si todas las mujeres nos apoyáramos unas a otras seríamos imparables”. 
Siento estar muy muy lejos de estos argumentos. No de ahora, desde siempre. 
Importan las personas. Lo que más. Solo importan las personas.  

Las personas educadas libremente, con independencia y autonomía, agrupadas o individualmente, son capaces de cambiar las cosas por difíciles o imposibles que parezcan, erradicar los malos comportamientos y corregir las situaciones de abuso, injustas o inmorales. 
Estoy de acuerdo en que, si quieres cambiar una situación injusta o inmoral, una fea costumbre, un mal hábito socialmente establecido, además de estar plenamente convencido y personalmente comprometido, debemos buscar la unión de todas las personas posibles, para que el cambio sea realmente efectivo. 

Educar en casa, en el cole, en los actos sociales, o en la intimidad, es enseñar hábitos y conductas respetables, es decir, enseñar a respetar, a compartir, a ayudar, a ceder, a pedir ayuda, a aceptarla. Y todo con sencillez y normalidad. 
Y así debe ser. Y así será. 

Pero, en todo este largo razonamiento, no ha aparecido ni una sola vez “el género “ como elemento. Y es que es irrelevante. 

El error y el coste tremendo de esta lucha “de género” está precisamente en ese enfoque de género. 
Creo imposible superar la desigualdad de la mujer defendiendo el “feminismo”, contraponiendo poder machista a feminista, empleando términos como empoderar, y reclamando la unión de TODAS las mujeres en esa lucha contra la sociedad, el lenguaje, las ciencias o la literatura infantil, exigiendo todo tipo de cuotas compensaciones y demás que distingan a la mujer. 
Y estoy convencido de la imposibilidad, porque los hombres y las mujeres, todos distintos, son PERSONAS, que en su condición de personas tienen la libertad de pensar y decidir, y el criterio para escoger lo que quieren. Esa si es la lucha. 

Por ejemplo.- De tú mejor amigo, sea una chica o un chico, lo importante será que es TU MEJOR AMIGO.

Pero no depende de mi género y de tu género. Depende de ti y de mi. 
Ese es el gran compromiso. 

Lo he dicho mucho antes de hoy: este es el siglo del womanpower. Y lo es porque los conocimientos y la educación se han globalizado sin sesgo de género. E irrumpen numerosas personas nuevas, con nuevas ideas y compromisos sin importar el género. Aunque llame la atención que sean muchas más mujeres, donde antes no había ninguna. Pero el valor no es que sean mujeres, sino el talento, la formación, los conocimientos de esas personas.

Mi padre maestro y mi madre maestra, nos enseñaron esto. Y ellos fueron aprendiendo también en este proceso, superando roles y estereotipos sociales y familiares, fuera y dentro de casa. 

Teach your childrem, mi canción preferida (de CSNY) habla de enseñar a tus hijos y a tus padres, y aprender de tus hijos y de tus padres.

Educar en casa, en el cole, en los actos sociales, o en la intimidad, es enseñar hábitos y conductas respetables, es decir y enseñar a respetar, a compartir, a ayudar, a ceder, a pedir ayuda, a aceptarla. Y todo con sencillez y normalidad. Y así debe ser. Y así será. 


Perdone que le escriba 

Que me avergüence esta imagen es estar en la dirección correcta

Lo tenemos

Que esto que tenemos 
es perecedero 
y hermoso. 
Es amor perezoso. 

No quiero perderlo, 
ahora 
que está ardiendo tanto 
mi corazón. 

Acércame tu cara,  
que vea de frente 
los labios 
que quiero besar. 

Esta droga maravillosa, 
que es mirarte 
sin parar 
mientras te alejas. 

Un suspiro profundo. 
Cierro los ojos. 
Saboreo lentamente 
tus manos en mi sien. 

Amor, amor.  
¿Donde estás? 
Ven a mi 
Te quiero aquí. 

Estrella de mar

  


La Estrella de mar 
vi en el cielo. 
El árbol grande 
creció en el fondo del agua. 
Los peces voladores 
conquistando el aire,  
y niños caídos del árbol 
aparecen en mi playa. 

Todo patas abajo 
menos el escarabajo 
que vive en mi barriga 
Y me castiga despacio. 

Me quieres 
y me dejas, confundida. 
Nos volvemos locos 
de alejarnos apenas nos vemos, 
en pleno infierno de frío, 
derretimos el fuego, 
encendimos el hielo, 
veneno de amor. 

Todo patas abajo 
menos el escarabajo 
que vive en mi barriga 
Y me castiga despacio. 

Mirando sin parar 
despacio, con prisas, 
mientras la brisa 
te borra la cara, 
reflejo en el cielo 
de la luna del mar 
con tu lunar oscuro 
en la espalda. 

Todo patas abajo 
menos el escarabajo 
que vive en mi barriga 
Y me castiga despacio.