El lado oscuro de Dios

Lo que Dios te quita, no te lo devuelve nadie.
Esa justicia divina implacable, extremadamente injusta y cruel.
Incompatible con la imagen de Dios Padre que me enseñaron. ¿Misericordioso?
No entiendo nada.
Sólo mi ignorancia, y la certeza que tengo de ella, me tranquilizan y consuelan.
No entiendo nada.
No quiero ser convencido. No quiero que me conviertan. Otra vez no, por favor.
Se lo que creo, y en lo que creo.
El horror me envenena, me sacude con dudas irresolubles.
Hace falta muchísimo más que fe para saciar está sed de desaliento, para sanar está locura.
Los designios de Dios son inescrutables. Ja. Los caminos de Dios son intransitables. Soy ignorante de las leyes del destino. El destino no está sujeto a ley, va suelto, ciego y perdido. Y aprovecha resquicios para colarse, como un elefante en una cacharrería, como un obús disparado a distancia en un edificio de viviendas, sacudiendo la tierra y sepultando vidas que sentían su casa como refugio en un terremoto, y aplicando el peso inmenso de que dispone, para arrasar todo a su paso. ¿Cómo va a respetar las flores? Somos insignificantes.
Y la vida avanza eternamente, tanto si Dios quiere, como si no.
Que cada cual decida y alcance su destino, por acción y omisión. Que cada cual defienda y ponga a salvo sus tesoros, su flores.
Que no nos alcance la venganza de Dios
Y que Dios nos ignore y nos guarde. Feliz cumpleaños.

Marantiguo, madre salvaje. Mar de plata, mar informal

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ODIO ODIAR

Odio el trabajo que hice. 
Odio la misión que acepte.
Odio la distancia. 
Odio mi ceguera. 

Odio al cobarde matón, 
Maricon de mierda. 
Que abusa de un niño, 
y no se atreve con la verdad. 

Odio ser pamplinas.
Discutir de la grandeza, 
de objetivos enormes.
Y no ver de cerca. 

Odio el horror
que me infringieron a sabiendas
Odio mi dolor, mi camino,
mi certezas falsas. 

Odio dudar, odio caminar. 
Odio mi vida. 
Odio mi tristeza, estar cerca. 
Odio odiar.

Sueño

Ayer soñé que se paró el corazón. El mío. Sentí el temido pinchazo en el lado izquierdo, y la mano dormida.
Dejó de latir de repente, como una noticia de alcance que te sueltan a quemarropa, de pié en la cocina un día cualquiera. Y reventó de ojos adentro.
Durante el día pensé que lo podía superar, pero escuchaba su latido sino como un eco lastimero que se alejaba.
A la noche sentí frío. Y me quedé dormido sin aliento.
Estaba inquieto. No paraba de atender señales de alarma que me enviaba el cuerpo.
Y no hice caso, claro.

Pasado unos minutos entraba empujado en una camilla por el pasillo vacío de un hospital.
Empezaron a apretarme el pecho, con abrazos enfadados. Sentí el desagradable correr del tubo de respiracion entrando en la garganta, el pinchazo en el brazo, el gotero colgando, la actividad frenética alrededor.

Y yo calmado. Echado en la camilla como si fuera a contarlo. Cada vez más frío.

Recorrer un pasillo largo que daba al quirófano, inundado de luz.
Más gente aún.

Era el centro de esta reunión ¿y nadie me preguntó nada?

Me volvieron de espaldas. Ya no me dolía nada, pero sentí la cuchilla abriendo y la mano enguantada buscando. El corazón no latía.
Todo deprisa, sucedía en un instante.
Yo calmado, no me movía. Pero sentía la cuchilla, las manos dentro del pecho empujando, el mantra repetido «reacciona, reacciona» .
Y dolía. Dolía mucho todo esto.
¡Vayan con cuidado! Pensaba gritando para mis adentros …

De pronto volvió el corazón adentro. Con tímidos espasmos y un dolor intenso. Pero volvió.

Luego dirán que estaba sedado, que no sentí nada.
Que todo fue un sueño.
… Y mientras, me despedía diciendo que todo fue un sueño.

Mr Holter

Después de hablar con mi hermana a medio día, me quedé atónito.
Ella me animó a escribir este post para ayudar a personas y familias que pasan miedo en el médico. Y con razón.

Mi madre ha pasado un día entero con un Holter. Y cuando digo un día entero incluye la noche.
Lo ha llevado todo el día como compañero de un lado a otro, sin despegarse ni un instante de él. 
Yo le advertí por teléfono que no se confiara, que hablara bajito y contara lo menos posible de sus cosas. Que era todo muy precipitado y merecía la pena ir despacio con “ese”.

Cuando llegó la noche, se acostó con él en la misma habitación y delante de mi padre.
No puedo asegurar que mi padre haya consentido, porque no lo veo tan moderno. Pero, la verdad es que no han pasado muy buena noche, ni mi padre, ni siquiera mi madre. Es normal que con un extraño en tu cama, pues la noche no sea normal.

El desenlace estaba cantado. A la mañana siguiente, mi madre a cortado con Holter y se ha despegado de él, dice que para siempre. 
Y ha vuelto con mi padre. 

He de reconocer que todos hemos respirado con alivio. Espero que lo que cuente Holter “por ahí” no ofenda nuestra tranquilidad. 


P.D. Para los que gustan del escandalillo y la controversia, y son ignorantes como yo en este tipo de relaciones abiertas, el Holter no es un joven físico americano, del que ha disfrutado mi madre un día. Es un “aparato” que te conectan en el pecho para medir el ritmo cardíaco a lo largo de un día de actividad normal, en su caso con una preciosa malla de calado grande, que creo le favorecía mucho. Aquí mi hermana me comenta que, si supiera mamá de los aparatos que hay en la actualidad y que son muy cómodos y hasta placenteros. Hago un inciso. Mi madre es muy moderna, pero no me siento preparado para hablarle del “satisfyer”, en este momento al menos.
Dicho todo con el debido respeto.
Quitar importancia a los acontecimientos y afrontarlos con un poquito de humor, es beneficioso para la salud.
Espero no haber ofendido a nadie. 

Tenemos que aprender a reírnos. Y no parar.

Perdone que les escriba.

Dolor baby

El dolor es una fuerza incontrolada con capacidad para arruinarte desde un instante hasta la misma vida.
Puede hacerte cambiar el carácter afable por uno mucho peor, sin duda.
Es capaz de anular la simpatía, el decoro, la decencia, la amargura, el odio y el amor, la tristeza y la alegría, la memoria, el intelecto, la paciencia,… todo.
En los rankings de sufrimiento puede que el dolor esté arriba del todo liderando.

Y, por causas de educación, religiosas o yo que se idiotez supina, nos empeñamos en “superar” y “ofrecer” el dolor, siendo una carga con la que nunca podemos.

Cuando sentimos un dolor extremo, por ejemplo en un accidente o una caída, el cerebro actúa rápido, desconectando y haciendo perder el conocimiento.
Porque el dolor no tiene fin, y hay un umbral del dolor que, cuando lo pasas, es el infierno.

Pues a pesar de todo esto y más, que significa el dolor, estamos empeñados en soportarlo a pelo, sin ayuda. Cuando, desde la noche de los tiempos hasta la actualidad, ayudar a soportarlo, es una disciplina que se ha desarrollado infinitamente y que tiene un coste real ínfimo.
Me refiero a la analgesia.
No estoy empujando a nadie a automedicarse ni nada por el estilo. Solo digo que acudamos al médico y solicitemos que nos ayude con el dolor siempre.
El sufrimiento por dolor es completamente absurdo, inútil, estéril y evitable. 

NO SOPORTES EL DOLOR
Sean felices.

Perdonen que les escriba. 

Macánico de boca

  • Hola nena, malegro en verte
  • Ay hiha, stoy fata, con una claze de doloh, rabioza por ir a dentihta y que m’arranque ya to loh diente. Oy que malita ma puesto
  • Ezo te lo hace er macanico de la boca 
  • Ezo como va zé, nena. Un macanico en mi boca
  • Que zi, que te zaca to loh diente, te llena la boca de tornillo y tuerca , y te deha prezioza 
  • Tu Ta chalá perdía, vaya!
  • Arme cazo, ezo zi, ante debe pazá po la Caja d’horro pa pagalo con letra. Escoge la cajapiño que te guhte, y pa to la vida, nena 

‘Nalítica

  • No ma llegao la ‘nalítica. Y el pobre docto ta desesperao
  • Pos anda que tú tienes qu’esta güeno, tan gordo y sin pode empesa el plan.
  • No te preocupe hiha. Yo me lo’stoy tomando con filosofía.
  • Si y con mollete de lomo en manteca, jajajaja
  • Que vi a se, hiha, yo hambre no puedo pasá, por loh nervio.

¿Con quien?

  • Otra vez hoy, cita.
  • ¿Con quien?
  • Con zurta.
  • ¿Zurta?
  • Zi.
  • Esta vez de trauma
  • El que tiene tú de chico ¿no?
  • No. Uno de los que tengo, ya de mayor edad.  
  • ¡Ah! Joé
  • Hartito de pazá espera, toda impuntuale, castigao de cara a la pared desnúa.
  • ¡Ya vé!
  • Y esperá una nueva zita, que llegará máh tarde, mediante llamada. 
  • Otra cita. ¿Pa cuando?
  • No ze, hiha. Más palante. Zin fecha.
  • ¡Nooo ve!

    Y así, en una espiral interminable, que siempre tienen fin. Incierto