Quisiera

Quisiera ser un alma errante, eterna. 
Un pájaro libre que no vuela.
Un árbol grande, dando sombra.
Quisiera que me entendieras
cuando te escribo las notas.

Que cayera encima toda la lluvia de primavera.
Y borrara, sin querer, los garabatos de la pared.
Corazones con sentido,
flechas cruzadas como miradas
enamoradas de su destino.

Quisiera ser tan alto como la luna llena,
brillando la noche entera.
Y que no escondiera
ni una sola estrella
siquiera.

Y quisiera ser valiente para atravesar cualquier guerra,
con una palabra escrita guardada en una carpeta,
que esperaran en cada esquina,
y se leyera.

Y se cumpliera,
como un juramento.
Se cumpliera.
Se cumpliera:
AMOR
Anuncio publicitario

Fue

Fue un seis de mayo, a solas 
que te soñé entre estas olas.
Que te escribí por necesidad
que mi corazón necesitaba
de tu presencia, y no estabas
aquí .

Fue una mañana radiante,
después de un desayuno
sin diamantes,
pensando en cómo regalarte.
Y vino de pronto lúcida
la verdad.

Te extraño con rabia y con dolor,
me quema el tiempo, y el temor.
Si te olvidaste de mí,
en mitad de esta intensidad,
si te pensaste que fui
algo fugaz.

Mi corazón se me perdió
en medio de tu luz.
La Luna nos bañó
de plata el silencio.
Sólo escucho tu latido
en este momento.

El mío
te lo entregue hace tiempo
a ti.

Trayecto hombre

De pronto se me ocurrió que hay personas «estación».
Personas «destino» a donde llegas cansado del viaje y encuentras tu casa, tu refugio. Y te acomodas. Te acuestas a su lado, te arropas, y te quedas quieto, sin arriesgar, sin iniciativa, no vaya a ser que te saquen de ahí, y te dejen en mitad de la calle, hecho un paria, desorientado, mirando a todos lados, sin saber dónde ir. Sin destino.

Pero hay muchas otras «clases» de personas. Infinitas «clases» diría.
Así se me ocurrió que había personas » camino».
Personas «trayecto» siempre en movimiento, disfrutando del paisaje, curiosos mirando sin parar por la ventanilla que le tocó en este viaje, descubriendo paisajes que nunca podía ni haber soñado sin embarcarse en esta aventura.
Manteniendo conversación con el compañero desconocido de asiento, que va y te cuenta su cuento, y a mí me parece bien. O la señora de enfrente, a la que pides disculpas porque rozaste su zapato con el tuyo, acomodando tus piernas largas en ese espacio minúsculo compartido por cuatro pies.
Perdón ¿Esta cómoda? Es que soy grande y, de todos los pasajeros, le tuve que tocar yo. ¿Va a ver a la familia? .
No, a unos amigos que hace tiempo prometí visitar.
¡Ah, que bien! A mi me encanta viajar.
Cada viaje es de un color ¿Sabe? Debería anotarlo en un cuaderno. También cambian los olores. Los hay dulces. Y también los que apestan. (Risas)
En todos hay risas. Que curioso. Una amiga escribió que la risa es la distancia más corta. Quizás por eso se me hacen cortos los viajes.

Ahora voy a recogerla. Es mi compañera de viaje. Y de risas. Compartimos «trayecto», caminos. Hacemos planes que nunca se cumplen, y con ella no paro de inventar historias y cuentos. Algunos los dibujo.
Es mi musa.
Y con ella soy feliz.

Todas las personas, a millones, tienen derecho a que respeten su vida. Cada cual tiene la suya, y no hay a priori una buena y las demás no.
Todas merecen que alguien escriba su cuento. Y quizás que la dibujen, en su color, claro.

Disculpen mi ironía.
Y perdone que les escriba.

Mi parte

No te quiero entera, 
totalmente sólo para mí.
Sólo quiero mi parte.
Que por intentarlo,
te pudieras romper en mil.

Sólo hacerte bien.

Me gustas feliz,
plenamente fuerte.
Yo soy complaciente,
dime qué estás bien.

Que necesitas.

Y yo iré.
Hasta el fin de la nube
y me volveré
con un beso tuyo
envuelto en mi piel.

Y yo iré.
Hasta el más profundo
del abrazo fiel,
con una sonrisa
yo me vestiré.

Una noche de esas,
me enamoré.
Y ahora que te admiro,
se muy bien porqué.

Eres imperfecta,
sanadora de miel,
luchadora, inquieta.
Dime qué estás bien.

Que me necesitas.

Y yo iré.
Hasta el fin del alma,
y me volveré
con un beso tuyo
envuelto en mi piel.

Y yo iré.
Hasta el más profundo
del desnudo ayer.
Con una sonrisa
yo te vestiré.

Te quiero así.
Aprenderé.
Fdo. Tu ángel URIEL

Esperar

No siento el fracaso. 
Más bien orgullo de haber superado todas las expectativas.
Las propias y las extrañas.
Ahora que, sin nada,
comienzo a andar otra etapa
de un camino más corto,
pero igual, lleno de ganas.

Si vencido.
Cansado de luchar contra el destino,
de haber peleado contra todos,
en todas las guerras.
Pensando ahora únicamente en encontrar la calma.
Y en medio de este caos, tu alma, mi gemela.

Decidir si quedarme y esperar,
o largarme definitivamente
a la aventura incierta de nunca jamás,
donde encontrar el agua, aunque me sacie,
unos labios donde atracar para siempre,
un puerto de brazos suaves,
una cara donde mirarte a los ojos,
una casa donde recibirte,
un corazón henchido,
con todo el amor de dar.

Y mientras.....
Esperar.
Esperar
en un charco-refugio,
Al son del oleaje tranquilo
oyendo silbar como obúses,
pasar por encima
a toda prisa
para no perder el tren de vida,
a los que siguen en está locura.

La fe de encontrarte
en medio de este desastre,
me llevó a ti, sin duda.
Y, sólo con mirarme, desataste
mis ligaduras,
dejándo libre, frente al mar,
en aquel balcón de la Stupa,
el amor guardado hace tiempo.
Y mi corazón, latiendo, entregado a ti.

Más cerca

Más cerca de la oscuridad 
que de volver a ver.
Más cerca de terminar
que de comenzar.
Sin rendirme.

Y sin embargo,
no quiero perder
ni un instante sin mirar
tus ojos de miel,
ni mis dedos en tu piel.

De vivir hoy para que sea
el día más feliz de siempre.
De estar contigo
cada instante más cerca,
a la orilla de tus besos.

Te imaginé

Soñé contigo, 
y no eras tú.
Caminaba a mi lado.
Sonreía como tú.

Me explique mucho y mal,
y entendiste bien
pensando que era un charlatán.

Y paso la noche,
y no dormí, no soñé.
Y espere amanecer,
pero no estabas tu.

Te imaginé a mi manera.
cuanto te descubrí,
No eras así.
Eras aún más bella.

Y, de tanto insistir,
me perdí.
Ahora en silencio,
sólo me queda esperar.

Sólo esperar que el corazón
suene con tu música preferida
Recuperar la razón perdida.
Y ser feliz, mi vida.

Tiempo

Déjame, tiempo, 
que te eche de menos.
Que el recuerdo
me traiga tus besos
en un racimo
de abrazos tiernos.

El genio que invoqué
me ofreció tres deseos,
y tú fuiste mi premio.
Lo demás, si me dijo,
no lo atendí,
lo olvide con tu risa.

Y ahora la brisa
me hace soñar
entre olas azules,
que aceleran mi corazón,
acelere también el tiempo,
y te traiga pronto.

Tu secreto

Quiero pensar
que me escondes
como un tesoro.

Que no quieres compartir
y sólo los dos brillamos
estando solos.

Aveces te siento
escapando hacia tu teléfono,
revisando mensajes con tristeza.

Y pienso en lo que pasa
por tu cabeza.
Siempre eligiendo.

Si quedarte,
o volar
lejos.

Quiero pensar,
y no debo.
Aún te estoy conociendo.

No dudo de mi
si te tengo.
No dudo de ti.

Y no quiero
perder este intento
secreto.

Cedes a mis canciones,
a mis deseos.
Yo sigo siendo tu secreto.

Y sigo siendo,
siempre,
tu secreto, amor.

Lealtad

Mi lealtad no está en duda, cuando decido querer.
Así me enseñaron desde pequeño en una familia enorme.
Nunca cambiaré de idea, aunque no reciba correspondencia de la otra parte.
Sólo si lo que me envían es rechazo, me echaré a un lado y me quedo aparte.
Nada es para siempre si uno de los dos no quiere. Si nos perdemos en el camino, si el tiempo deshace el interés, o si decide cambiar de rumbo y de compañeros.
Entonces, se habla de frente, con lealtad, y dejas que la vida siga sin rencor su curso.
Eso, para mí, también es lealtad.