Intentando ayudar, cayó con estrépito un muro en la ventana, impidiendo ver más los atardeceres rojos, anaranjados de esperanza. Ya no veremos nunca entrar la luna en la noche de más calma,
No fue a propósito, y se cerró súbitamente delante de mi, dejándome a oscuras. Asustado, de un brinco, acabé escondido debajo del mueble pegado a la pared, esperando desaparecer.
Quiero que el silencio y la oscuridad sane esta herida, cierre esa pequeña distancia enorme. Y me despierte cada dia junto a tí. Como hasta hoy, como siempre soñé.
Quiero despegar el vuelo, llegar a casa, y regresar en nada junto a ti, mi hogar, mi lugar donde respirar el aire que me regalas, los planes de viajar directo a la felicidad.
Esa es la urgencia de reponer de inmediato la persiana del cielo, esa puerta en la que miro las estrellas, las nubes que traen lagrimas de lluvia tristeza, amor delicadeza, sueño de seda, que das.
Estoy permanentemente en babia, donde habito.
¿La razón por la que escribo?
“… yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero mañana muero, y hoy querría aliviar mi alma.”
Edgar Allan Poe
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