Muro

Intentando ayudar, 
cayó con estrépito
un muro en la ventana,
impidiendo ver más
los atardeceres rojos,
anaranjados de esperanza.
Ya no veremos nunca
entrar la luna
en la noche de más calma,

No fue a propósito,
y se cerró súbitamente
delante de mi,
dejándome a oscuras.
Asustado, de un brinco,
acabé escondido
debajo del mueble
pegado a la pared,
esperando desaparecer.

Quiero que el silencio
y la oscuridad
sane esta herida,
cierre esa pequeña
distancia enorme.
Y me despierte
cada dia junto a tí.
Como hasta hoy,
como siempre soñé.

Quiero despegar
el vuelo, llegar
a casa, y regresar
en nada junto a ti,
mi hogar, mi lugar
donde respirar
el aire que me regalas,
los planes de viajar
directo a la felicidad.

Esa es la urgencia
de reponer de inmediato
la persiana del cielo,
esa puerta en la que miro
las estrellas, las nubes
que traen lagrimas
de lluvia tristeza,
amor delicadeza,
sueño de seda, que das.
Anuncio publicitario

Enamorado

Mi corazón, mis manos. 
Tu sonrisa, tu mano.
Tu brillo, tu pelo.
Tu voz: te quiero.

Tu paso largo, mi abrazo.
Bailas, te pido
enamorado.

La cabeza en mi hombro.
La delicadeza de tu piel.
Las caricias dulces de miel.

El tiempo detenido.
Ilusión inventada.
La luz azul, curiosa tu mirada.

La distancia inmensa, tan cercana.
El futuro abierto, como el mar.
La luz anaranjada de tu horizonte.
La pregunta incrustada frente a ti, frente a mi:

Do you love me?

FELIZ

Desconocida. La pequeña historia de un descubrimiento

Ya no es luna llena. 
Siempre es de día,
bajo un tul de justicia,
la sombra alargada
del desaliento.

Sólo en mitad del mar.
En la plaza repleta
de gente desconocida.
Todos hablan lenguas
desconocidas.

Distraído, gasto mi silencio
mirando con ojos de gato
pasar, sin cruzarse,
miradas desconocidas.

Y allí estabas tú.
Entre una multitud
... sólo tu.

Un Angel

Cuento Sultana de Istanbul

Tienes un ángel en tu interior.
Y lo defiende una guerrera con peto y escudo.
Déjame ser tu guardia, tu defensa, tu yelmo.
Déjame que acompañe tu camino y tu misión.
Toma mi brazo y dispon de mi tiempo,
que mi vida te pertenece.
Que mis ojos te ayuden a ver,
y mi oído sea tuyo también.
Que mis manos te sirvan,
y mi sonrisa provoque la tuya.
Que quiero ser y estar contigo mientras tú quieras.

En el espejo, la puerta de tu sonrisa

Son el espejo de mi sueño, 
tus ojos dilatados,
la luz de la luna llena
se cuela en la noche
entre visillos de tu ventana,
Cada día me cuesta más
recorrer la distancia al origen
del corazón
Cuando en la mañana
si acercas la llama
al depósito de gasolina,
disipa el calor de la calma
un abrazo infinito,
donde todo estaba perdido.
Y sin embargo el alma

abre la puerta de tu sonrisa

Y sin embargo el alma,
donde todo estaba perdido,
un abrazo infinito
disipa el calor de la calma,
al depósito de gasolina,
si acercas la llama.
Cuando cada mañana
de corazón,
recorrer la distancia al origen
cada día cuesta más.
Entre visillos de tu ventana
se cuela en la noche
la luz de la luna llena.
Y tus ojos dilatados
Son el espejo de mi sueño.

Efecto delay

Hay días que despierto desacompasado de la vida, con ritmo diferente, distante.
Es como bailar por delante o por detrás de la música. Sentir el tiempo con retardo.
Como conducir sin sentir la carretera, el agarre de los neumáticos en el asfalto, sin saber si te quedarás dentro en la próxima curva.
Discurre el tiempo sin sentir el día, ni el frío en las manos, el calor en la cara, …
Hay días que la distancia entre mi persona y yo mismo, es grandísima.
La cabeza disfruta de su pulso a paso cambiado, y circula en camino paralelo, alejado de la hora en punto.
Aveces se me atrasa, otras adelanta.
Son días raros, ocasiones contadas. Pero se van repitiendo de tarde en tarde.
Te quedas con esa sensación de vértigo suave, o un mareo constante, como si navegará.
… Y se pasa, sin más.

Me perdí. Un sueño

¿Que hacer, cuando en el camino a tu cielo, me perdí?
Y sin ver la señal, siento que ahora no voy en la dirección correcta.
¡Y me perdí! Grito sin parar en mi interior, y no puedo pensar en como pasó.
Perdí la lírica, y no puedo escribir ni una sola palabra, ni una nota que me ayude a descubrir por donde llegar a ti.
Perdí la mística, y ya no se soñar en volar, en historias y aventuras inventadas y sacadas de un cristal, haciendo una magia que olvidé.
No oí la música que me llegaba desde allí, donde tú estás, y perdí el paso de una danza que solo quería bailar contigo vestida de azul.

Y una lágrima sentida se me escapó, y comencé a llorar, sin saber que solo era un sueño, una pesadilla en la que me apartaba de ti sin saber porqué.

Ahora solo quiero ir, esperar a verte salir, recogerte junto a mi, recibir tu sonrisa amable de mensaje, y recorrer un momento juntos el camino que nos lleve a un abrazo de amor.

… Y sentir,
que solo era un sueño, una pesadilla que me apartaba, sin saber que derretias con fuego esa pared de hielo que nos separaba, y luego me tendias la mano y me besabas, convirtiéndome en la persona más feliz.
… Más feliz.

Sueño de nieve

Ojalá cuando nieve este junto a ti.
Y los copos nos caigan encima como nubes de algodón.
Ojalá corra a abrazarte, y nos demos el gusto de tumbarnos en ese colchón helado.
Ojalá juguemos a lanzarnos y esquivar las bolas blancas.
Y corramos entre risas a refugiarnos junto al fuego.
Y allí, a la luz de la candela, vea tus ojos brillando y tu cara encendida frente a mi.

Refugio

Refugiarme en mi alma, 
cabeza abajo, mirar.
Descubrir la otra mitad
oculta bajo la primera vista.

Llegar hasta territorios
pisados hace mil momentos pasados.
Encender un hogar,
hace siglos apagado.

Escuchar los sentidos,
ocultos bajo el ruido.
Parar el frenesí,
encontrar, respirando, la calma.

La esencia desnuda,
saborear, sin pudor
ni vergüenza, la piel
de tus pensamientos.

Y más allá, adentro,
la tierra que alimenta
mis pensamientos,
mi ilusión, mi verdad.

Porque hay verdad
en lo que siento.
Ninguna duda,
sólo siento AMOR.

Somos dos

Cuento Sultana de Istanbul

Hoy quiero
enredarme en tu pelo
en tus brazos, en tu cuello.
Y no soltarme de ellos.

Respirar tu aire, tu belleza,
tu tranquilidad, tu delicadeza.
Espantar el frío de mis manos,
estrechar los lazos,
atarme a tu espalda.

Descubrir el espacio
a partir de tu sonrisa, tu mirada.
Y dejarme llevar en la dirección
que llevas marcada feliz,
que dejaste en las líneas de mi almohada.

Y que hacen latir este corazón.
Que llenan de vida mi horizonte,
enrojecido de pasión, al atardecer.
Amanece rojo y frío, ardiendo seguro
cada día, somos dos, amor.
Mar Mediterráneo