Cómo pollo sin cabeza, dando pasos sin sentido.
Y en la mitad del camino, como siempre cabeza abajo, en el suelo, abandonado te encontré, querido zapato.
Ningún príncipe ni rey atribulado vendrá a buscarte, para así darte un destino fantástico.
Yo te recogí al paso, y te guarde en mi bolsillo, minúsculo zapato.
Sólo para inventar un pequeño cuento, una historia sin pasado.
Se que te perderé en mitad de mi universo atestado. Pero te recordaré en este pequeño post, que dejaré para siempre aquí colgado.
P.D. Dedicado a esa inmensidad de insignificancias a las que no damos valor