Caen cortinas. La función termina. Anuncia el final de esta parte. Y quedarme a oscuras me tiene en vilo. No hacer el camino es una maldición. Los pasos no acompañan. Ya no escucho las campanas. Te veo solo en sueños. Todos se cumplen en mi cabeza. Que feliz termino de capítulo. Cambian las reglas. Fallaron las fuerzas. Y no ver este final, fue lo peor. No ver. Fue lo peor. ¿Que le importa al ciego la luz del sol? ¿Como vivir si no ves amanecer para ti? La noche más larga, sin luna nueva, ni luna llena.
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Playa de amor
Y ver amanecer un día más El corazón entregado a ti, amor imposible. Dolor interminable Risa embelesada. ¿Que voy a hacer? Caminar al infinito Sin final hasta caer de rodillas ante la puesta de Sol. Playa de amor. Déjame llegar hasta allí, que no vi la luna llena, el cielo de nubes la cerró para mi. Ojalá diera con el verso suelto que me deje el cielo abierto para alcanzarte. Ojalá el camino abierto no me lleve hasta el desierto y me baste para llegar a ti. Y caer entre tus brazos escoger entre dos pasos Entre vivir o morir. ...de amor
Cajita de tesoros
Un día descubrió mi nieta que me gustan las cajas. Las uso para guardar pequeños tesoros. Y por eso, en su carta a los Reyes Magos, pidió para mi una cajita. ¡Es un tesoro! En la cajita guardó detalles, cosas pequeñas, insignificantes, que solo tienen valor para mi, pero que encierran recuerdos que son un tesoro. Nunca se sabe si en algún momento hay que rescatarlo. A veces uno se acerca, o lo intenta al menos, a personas que te han hecho sentir. Personas, algunas desconocidas incluso, que alteran tus sentimientos y te llaman la atención. Me pasa de vez en cuando. Y a pesar de mis intentos, no consigo alcanzar ese halo que tanto me gustó. Fui constante, lo prometo. Pero no se dieron las circunstancias. Mi Estrella no brilló lo suficiente, y pasó desapercibida. Entonces, abro mi caja de tesoros y con mucho cuidado acomodo mis recuerdos, como si fueran un fetiche. Nunca se sabe si en algún momento habrá que rescatarlo. Mi nieta es fantástica, tranquila y observadora. Lleva como yo elmundoenlosojos.
Historias de un día malo
Soy solo un contador de historias.
Las describo con detalle, las descubro cuando están tapadas o a oscuras. Solo las cuento con el ánimo alterado y el corazón conmovido. No podría de otra manera. Me siento incapaz de ponerle letras a lo que no me asombra o me remueve por dentro.
En todo, el corazón y la pérdida de razón, pesan como una losa de las de tapar nichos.
Alguna vez intento escribir desde la distancia más pulcra, la necesaria para no implicarme. Pero es una burla de la propia historia y acabo enredado en sus notas, en su aroma, o empapado en esa lluvia intensa de gota gorda y charcos que recuerdo de siempre de mi ciudad natal.
Y de ese cielo plomizo y oscuro que te da la luz de la tristeza y el olor a mojado en las hojas de los árboles del parque.
Y no se de qué manera la historia se revuelve y me envuelve, y me devuelve lo que siento escondido dentro del pecho.
Hoy lloverá sobre el medio día. Parece que cuentan que lo hará con fuerza. Y el viento batirá sobre los cristales de la terraza, dejando ver con dificultad las olas encrespadas rompiendo en espuma blanca la arena de la playa.
Y casi nadie se arriesgará a transitar por el paseo a esa hora. Los que ahora lo hacen van con prisa y encogidos, que el viento ya enfría.
Dudo si seguir aquí, contándote lo que miran mis pupilas, o coger el chubasquero y salir a la calle pitando.
Pero antes, decirte que perdones mi insistencia grosera para conseguir que me odies y así no hablarte, poniendo esa distancia terapéutica que tan bien puede que nos valga para olvidar, y abriría el capítulo nuevo de felicidad que te mereces.
Nada fue mentira de lo que te demostré, nada de lo que te dije fue un invento. Todo lo sentí y lo siento con intensidad y certeza, amor. Todo lo di con generosidad sincera.
Y ahora si. Debería sacar de casa esta intensidad, y disipar junto al mar, este día frío y malo, las lágrimas sentidas que se me escapan.
Lágrimas de cocodrilo, tú sabes.
sinsanvalentin
Bueno, solo son las 7 y media de la tarde del sábado 13 de febrero. Apenas hay luz en el jardín. Apenas hay luz en mi casa. Y la merienda de bocadillo de aceite, la he engullido con mucha intención. Después de la sobremesa me quedé solo. Y se me ocurrió ver algo en la tv. ¡Planazo! Así que, como alternativa pensé en reabrir la botella de whisky de la estantería con llave. Tú sabes, para evitar las tentaciones fáciles. Y la abrí. Solo dos o tres chupitos, mientras empezaba la trama de la pelí que servían a esta hora. Pero en mitad de todo, sentí mucha sed, y abrí también una cerveza bien fría. Y me la tomé. La cuestión ahora es decidir si terminar la peli, bajar la basura y dar una vuelta, o lo que tengo planeado hace tiempo. Vamos. Descarte el último recurso, y me decanto por vestirme para sacar la basura y dar un paseito al fresco. Ya sé que no me voy a perder, porque el paseo es de dos direcciones: ida y vuelta. Dejo de escribir; una pausa y a actuar. Nos vemos en cinco minutos; media hora como mucho.(Suena desesperado) Tapo la botella de whisky y recojo el plato y el envase de la cerveza. De vuelta. Creo que por la hernia de hiato vuelvo a tragar dos o tres veces lo que como. Quizás sea por eso que no consigo bajar de peso. Es que últimamente estoy más preocupado por mi aspecto. Hoy le pregunté a mi hija que le parecía mi pelo más largo. Y en su opinión debería de raparlo. Y todo a pesar de decirle que mis rizos eran naturales. Pero me contestó que si, pero escasos. Así que he decidido dejármelo largo. ¡Qué queréis! estoy en una edad rebelde en eclosión. En la calle no hace frío. Ni calor. Hay gente con sus perros en el parque, y sus hijos. Mejor me voy al paseo para verme más solo. Con las botas desabrochadas, se me soltó un cordón, y paro a prenderlo y no pisarlo; es el de la derecha. Suena una pelota botando contra la acera, detrás de mí. Qué pena. Cuanta agudeza da la soledad, que te hace escuchar hasta lo que no importa. También el chasquido de huesos de mis pasos, esos que no comparto con nadie. Risas y conversación animada en un balcón vecino a la calle. Un pequeño grupo de personas en el jardín de perros, algún auto que circula por la calle, agua que cae de una manguera de riego. Un paseo al mar vacío; el paseo, claro. Decidieron bajar la intensidad de la luz, supongo que, como ya no viene nadie. Poca gente, en parejas y enmascarados, paseando despacio en la penumbra. Los bares y chiringuitos cerrados. La verdad no sé lo que hago andando por aquí. Recuerdo que un día de hace tres o cuatro años, sentado en la playa, mirando al este, al horizonte, se me acercó un hombre desde la oscuridad y me increpó ¡qué miras! Por allí nada va a venir. Un loco ayudando a otro loco. ¡Qué poca cordura! Y, en el final de mi memoria, la botella encima de la mesa, el vaso vacío. Ya empieza a hacer frío. No tengo mejor plan este finde de San Valentín, sin rosas ni miradas, sin cenas ni abrazos, ni besos, ni promesas. Solo volver a la mesa de la botella y el vaso. Y de paso echar de menos y suspirar para no morir ahogado. Ya de vuelta en casa, en un arranque de orden y desconcierto, recojo todo de por medio, la botella, el vaso, cierro el balcón, apago las luces. No me olvido de las pastillas. Y en la cama me acuerdo que no puse la lavadora con la ropa de color. Nos quedamos sin yogourt en la nevera ... Pero eso será en otro momento, ya queda poco para San Valentin, y he de enviar un beso a toda la gente que quiero. Un beso.
Para, papá
Quiero parar. Para volver a donde nunca estuve, a lo que siempre soñé. Si quieres saber donde estoy de verdad, en el fondo de mi ser. Solo es volver a mirar los ojos de aquel niño, en blanco y negro. La mirada perdida de mi adolescencia ardiente, llena de planes. El viaje a la nubes. La sonrisa en los labios. Las alas escondidas debajo de la piel. Y volar con las manos cogidas, buscando la luna donde soñé. Donde sueño cada noche en Babia, amor.
Y dormido, soñé
Hoy me quedé dormido. Me dormí y soñé que estabas aquí. Me perdí el amanecer. Avanzado el día, apenas miré, te vi sonreír. ¡Que bello es vivir! ...Y solo soñé.
Castillo
Un castillo vacío, en la playa vacía, mi corazón en llamas. Ya amanecía. La guerra perdida del tiempo perdido. Amores vacíos que no encontraré. Dulce Silencio en el cielo de nubes. La música suave la imagina mi cabeza. Viaje de fantasía. Donde la alegría la ponen tus recuerdos y la madrugada. Mi Hada, mi amiga, mi madrina, mi amor.
Derrama
Cuando el corazón derrama su amor y su locura Cuando las lágrimas inundan tu cara y la amargura conquista la que antes, mucho antes, fue tu vida feliz, romper con todo, caminar sin rumbo dejando atrás el hogar, pisando el pasado en busca de la fantasía, surcando una nueva travesía desconocida, fatal, sin miedos ni dudas, apenas una mirada de despedida, parece la mejor propuesta. Y sin embargo, aquí estoy clavado a la ayuda. En el intento de hacer fácil lo difícil. Y no termino. Cada día surge un nuevo compromiso, una nueva tarea que no tiene fin, que me enreda de nuevo en un laberinto del que quiero salir, desesperado, sin aviso, para coger el camino deseado, acusado de traidor, sin mirar alrededor, la mirada fijo en el destino, como un loco, determinado únicamente en su fin. Derrama lagrimas y sangre, hasta vaciarte por completo. No tendrás mejor oportunidad de hacerlo, y saciar tu inquietud y tú amor más bello, más sincero y generoso, más inútil. Llorar como un niño, sin consuelo, mirando a todos lados, sin saber porqué, cuando empezó esta angustia que mantiene atenazado sin moverse, a su loco corazón. Que traición ha cometido, que pecado sin perdón le mantiene atado a esta silla, sentado, esperando que acabe, por fin, esta condena, y suspire de nuevo, su corazón por ti. Un gesto, un beso rozando apenas la frente tus labios sutil.
La vida
El cancer me quito Lo que más quería, y me dejó lo que más quiero. La vida La vida, preciosa La vida. Y pasear de la mano que anhelo, me dio la posibilidad de jugar otra vez. La vida La vida, preciosa La vida. Y que me llamen abuelo. Cuanta ternura guardada para ti. La vida La vida, preciosa La vida. Renunciar a todo volver a andar. Desnudo de nuevo, corazón. La vida La vida, preciosa La vida. De viaje, el viaje sin más bagaje que amor. Y una lágrima sentida desde el pecho: Tu alegría.
¡GANAMOS!