No siento el fracaso. Más bien orgullo de haber superado todas las expectativas. Las propias y las extrañas. Ahora que, sin nada, comienzo a andar otra etapa de un camino más corto, pero igual, lleno de ganas.
Si vencido. Cansado de luchar contra el destino, de haber peleado contra todos, en todas las guerras. Pensando ahora únicamente en encontrar la calma. Y en medio de este caos, tu alma, mi gemela.
Decidir si quedarme y esperar, o largarme definitivamente a la aventura incierta de nunca jamás, donde encontrar el agua, aunque me sacie, unos labios donde atracar para siempre, un puerto de brazos suaves, una cara donde mirarte a los ojos, una casa donde recibirte, un corazón henchido, con todo el amor de dar.
Y mientras..... Esperar. Esperar en un charco-refugio, Al son del oleaje tranquilo oyendo silbar como obúses, pasar por encima a toda prisa para no perder el tren de vida, a los que siguen en está locura.
La fe de encontrarte en medio de este desastre, me llevó a ti, sin duda. Y, sólo con mirarme, desataste mis ligaduras, dejándo libre, frente al mar, en aquel balcón de la Stupa, el amor guardado hace tiempo. Y mi corazón, latiendo, entregado a ti.
Estoy permanentemente en babia, donde habito.
¿La razón por la que escribo?
“… yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero mañana muero, y hoy querría aliviar mi alma.”
Edgar Allan Poe
Ver todas las entradas de 21siglosofia