Frotar la lámpara

No creo en la suerte. Nunca la espero.
Esa, la suerte, es una explicación fácil y definitiva para cuando no sabemos las razones por las que nos pasan las cosas.
Pero pasan porque algo hacemos que provoca ese desenlace.


«La suerte es lo que ocurre cuando la preparación coincide con la oportunidad.» – Séneca

Y existe la tendencia de confundir suerte con azar.
Cuando ocurren cosas en las que no intervienes de ninguna manera, pero hay una probabilidad mínima de qué ocurran, estamos en el territorio del azar.

Con imaginación podemos llegar a la creencia de cuento, de que frotando la lampara maravillosa, aparecerá un genio dormido, bien humorado, que agradecido por el favor de despertarlo, nos concederá al menos tres deseos. Pero piensatelos bien, porque es un genio en darle la vuelta a tus deseos, y lo que querías que fuera una ventaja, lo transforma el malintencionado, mágicamente, en una condena.
La forma más segura y cierta de conseguir lo que quieres es luchar por ello, sin desanimarte.

La forma más cierta de ser feliz es mirarte a los ojos y verte sonreír.
… Así, sin lámpara.

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