Cuento Sultana de Istanbul
Me atemorizan las noticias que recibo, y tus palabras encendidas de valor y temeridad.
Has de saber que en palacio alaban encantados tu gran victoria, conseguida en minoría y rechazando la gran ofensiva del ejército cristiano, que se retiró vencido.
Has cumplido de sobras la misión que se te encomendó.
Estoy tremendamente orgullosa de tus hazañas.
Pero ahora, por favor regresa. Sería una locura suicida exponerte de nuevo en la lucha.
Debes restañar tus heridas y disfrutar de los trofeos y prebendas que te corresponden.
Otros ocuparán tu lugar en la frontera, que dejaste despejada de amenazas.
No deseo que pasen más días sin poder rendirte homenaje, estrecharte entre mis brazos y que consientas en rendirte a mis cuidados.
El Hacedor ya me concedió su permiso, y mis padres sus bendiciones. Podremos retirarnos con calma al lugar que elijas, mi campeón.
Regresa cuanto antes y con cuidado.
Espero con impaciencia el momento de estar a tu lado.
VEN