Invisible. Un deseo y un sueño compartido

Estoy desarrollando una nueva habilidad: ser invisible.

Al principio me parecía imposible, pero lo he trabajado con esmero, poco a poco, día a día. Y puedo pasar casi inadvertido por delante de personas que me conocían y saludaban con interés. Y ahora me paseo invisible frente a ellos.

Honestamente tengo asumido que ya no aporto ni mucho menos lo de antes, y graciosamente he cedido todo protagonismo. Sinceramente, no me importa, incluso a veces lo prefiero. Sin embargo no niego que, cuando me ocurre con gente que quería y quiero, me angustia. 

Será que aún debo acostumbrarme para cuando consiga ser un espectro, un alma errante que pueda estar entre todos sin que ni siquiera me intuyan. Puede que sea pronto. Así que debo redoblar los esfuerzos para conseguirlo cuanto antes. No quisiera irme sin haber aprendido a no ser advertido, a quedar en paz, sin otra consideración. Y sin dolor. Aún me duele, y eso es síntoma de que me quedan unos capítulos por aprender. Y no queda tiempo. 

Y cada cual sigue en lo suyo, mientras me diluyo en mis pensamientos. 

Me gustaría instalarme bajo el techo de los teatros, en la tramoya, la cúpula y las lámparas, si es que caben más almas y ánimas allí. 

Desde luego en los de Málaga, para seguir disfrutando en babia, embelesado en la música de cámara, de pianos, violas, chelistas y por supuesto violines jóvenes, atraídos por Anna NILSEN y Jesus Reina a su Málaga Clásica eternamente. 

Y encontrar allí el amor que perdí, y la paz que tanto necesito. 

Ojalá Málaga reconozca el valor incalculable del Festival Internacional y respalde sin fisuras este evento anual imprescindible. Un deseo y un sueño compartido.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s