Érase una vez un niño feliz que vivía en una casa en el bosque, al lado de un lago.
De este lado del lago, todo parece ordenado. Hasta que un día, el niño, que mira desde este lado, escucha una canción que suena alegre al otro lado. Se asoma discreto encantado con la música, y ve asombrado una bella flor llena de color y brillo que entonaba las notas que le dejan embelesado.
¡Que guapísima es la flor! Creo que se ha enamorado.
Entonces se pone a pensar cómo cruzar el lago. De su casa saca herramientas para cortar un árbol, y construir una barca para ir a ver a la bella flor del otro lado. Rescatarla y dedicarse a su cuidado.
Sin embargo, en un instante aparece junto a la flor un príncipe encantado. Baila sin parar alrededor de la flor, la halaga, la besa, la riega con cuidado. El príncipe es su amigo y vecino del lago. ¿Como no se había acordado?

Con la madera del árbol recién cortado, construye una hermosa guitarra, que regala a su amigo, el príncipe encantado. Para que la toque a su flor Bella, y no pare de bailar a su lado.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
P.D. La flor creció y se convirtió en una hermosa princesa enamorada de la guitarra y de su príncipe encantado.
