Trastornos de verano

Lo mejor del verano ha sido estar juntos.

Este año fue especial porque ademas vino Raquel. 
Como todos y cada uno, ella tiene sus costumbres y sus tics, que como todo el mundo sabe, son gestos repetitivos espontáneos involuntarios que hacemos sin darnos cuenta. Y ya está, no tiene importancia.
Pero cuando llegas de nuevas a una casa todo el mundo te observa con detalle, especialmente tus tics. 
Soy una persona hiperordenada. Me gusta tener MIS cosas según una situación prevista y que mantengo DESDE SIEMPRE. En fin, una “pedrada” en la cabeza como otra cualquiera.
Si fuera grave, podría ser TOC (trastorno obsesivo compulsivo). 

Lo que hoy quiero contar es que, cuando viene alguien a tu casa, sin querer, todo se desordena un poco. Con paciencia intento enseñar cómo debe estar todo colocado “en su sitio”. Pero inevitablemente el CAOS nos invade, al menos por un tiempo.

Por ejemplo, El Lavavajillas. Este aparato tiene unos cestillos, en la parte de abajo, para colocar los cubiertos. Es fácil, se embocan en el cestillo y punto. … PERO si colocas tenedores y cuchillos con las puntas hacia arriba pudiera ser que sin querer te pincharás la mano al recogerlos.
Intenté enseñar esto a mis hijos, y Raquel se esforzó mucho por complacerme. Cucharas y cucharillas hacia un lado, tenedores y cuchillos hacia el otro. 
Ahora coloca los tenedores y cuchillos hacia arriba y las cucharas hacia abajo.
¿Eso sería dislexia, como trastorno del aprendizaje? ¿Busco capítulos de Epi y Blas para reforzar conceptos contrapuestos como arriba y abajo? Porque debe ser contagioso, y con su personalidad arrolladora, ha convencido a los otros de que así se colocan los cubiertos.
Como el cuento de “cartucho y carchuto”.

Otra anécdota fue en el desayuno. Raquel gusta desayunar cacao disuelto en leche. Y cenar.
Así tenemos un alto consumo de polvo de cacao que, cuando te despistas, se agota y obliga a buscar de urgencias una alternativa.
Yo, decidido, tiré de “fondo de armario”. Y voilá, allí estaba el bote de cacao. Claro que, según rezaba la etiqueta, era “reserva de 2015”.
Casi con la canción 🎶 Yo soy aquel negrito..🎶
Tras un corto intercambio de opiniones sobre si se podía o no consumir, decidí llamar a mi madre, que es maestra (argumento siempre irrefutable) que me contestó que el aceite, el café y el cacao “no se pone malo”. Después de unas risas, Raquel decidió desayunar zumo. No entiendo porqué…

Ella con sus tics y yo con mis tocs. Con menos de esto montaron una Red Social. 

Lo mejor del verano ha sido estar juntos. …y las risas, que superan lo incurable. 

He aprendido mucho. Les quiero muchísimo . 

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