La vida te enseña poco a poco, sin prisas. Y vas acumulando experiencia.
También te enseña a desprenderte de lo que ya no es el presente, que no es imprescindible para defenderte.
Así las cosas, empiezas a despejar tu horizonte cercano para que nada te impida seguir viendo el horizonte.
Solo que, a veces sin querer, nos aparece la memoria. Y pierdes un ratito en eso, aparentemente anclado, pero el tiempo pasa incansable, y la vida se desliza siempre entre los dedos de las manos, y se escapa cuesta abajo hacia el pasado.
Amanece un nuevo día precioso, el tiempo escaso, y la oportunidad de una nueva sonrisa que no debemos despreciar.
Feliz día
Aprender nos libera de ataduras.
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