En casa, en mitad de la calle, tenemos de ocupas a una familia de loros. Son tantos que ya ocupan todos los árboles y palmeras de esta calle, y quizás algunas más.
El otro día se me encaró uno, más grande de lo normal, y no paró de gritar. Era como un loro de miura. ¡Que bravo!
Se llaman entre ellos a gritos desgarrados. Y se escuchan unos a otros.
Está claro que no son de aquí. Son cotorras argentinas. Les llaman especie invasora. Su plumaje es de color intenso y vistoso. Como los desechos que dejan en el piso y encima de los coches cada día. Viven intensamente. Y como viven cagan. Bonito pájaro comemierda (Perdón)
Son animales De Dios, y tendrán su “derecho” a vivir. Pero digo, pensando como los locos, que estos bichos serian más felices si lo devolviéramos a su hábitat natural, que no es esta calle, obviamente. Ni este continente, si me apuras, en plan….
Dicho sea todo con el debido respeto y en clave de humor.
Perdone que les escriba
Si ellos no hubieran estado ahí, usted no hubiera escrito esto aquí…
¡Al loro!, perdón, ¡ojo con ellos! 🙂
¡Un abrazo y feliz domingo!
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… y así sucesivamente.
Sin perder la sonrisa.
Gracias por tu comentario
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