Después de tanto escribir, por sorpresa recibí la respuesta.
Querido:
Deja de pensar en mi.
Deja de echar la mirada atrás, levanta el ancla y déjate llevar por ella, que es una corriente inacabable, y algunas, solo algunas terminan en el mar.
Y cuando llegan al mar, el viaje continúa sin fin.
Con toda seguridad nos encontraremos.
Tanta afinidad, tanta complicidad y ternura, durante tanto tiempo, no pueden abandonarse. Es cercanía y atracción, es historia de amigos y de amor.
Seguro que en algún momento volverán a cruzarse nuestras corrientes, cada vez más calmadas.
Pero eso no puede impedir que sigas disfrutando de tu viaje.
Déjate llevar en volandas por la brisa y las risas. Escucha la música que suena y se escribe sin parar. Sube a esa peña y grita, llena y vacía con fuerza los pulmones. Explora y descubre todas las sensaciones. Y escribes, y canta, y llora.
No puedo quitarte el dolor, ni el frío, ni la debilidad. Pero el vacío has de llenarlo tú, si quieres. La tristeza es un manto oscuro que deja un rastro letal: la nada.
Así que, arriba. Porque después de una historia que acaba, empieza una nueva con prisas. Y va llena de aventuras, de retos y de flores.
Siempre tuya.
La Vida.