Qué raro pensar la lluvia en verano.
Sentir el deseo de mojarte a cielo abierto.
De lavar el alma sutilmente,
mirando arriba mientras caen gotas de agua
en tu cara, en tu pelo, sintiendo que te empapa.
… al andar
Y andar el camino buscando charcos de agua
para pisarla, pisarla fuerte y que salpique.
Y cada pierna fría mojada, sin preocuparte,
sin prisas por volver a ponerte a salvo.
A salvo de la reprimenda del sensato.
… soñar
Soñar con tus manos en mi espalda,
salvando tu espacio, sin invadir la frontera,
oler y oír tus besos, en el aire húmedo
a cada lado del camino, en la misma dirección
a ningún sitio, esperando ver caer el sol.
… despacio
Y despacio ver pasar el día, a toda velocidad,
atravesar el universo pequeño de un espacio
enorme, sin límite, todo imaginado en verde
y azul, columpiado en la calma del viento,
que empuja y para, confundiendo lágrimas
… y lluvia.
Y lluvia.
Navego sin gobierno junto al mar.
Quisiera morir aguas a dentro.
Solo una franja estrecha de arena,
y un ancla pesada que me libera,
mantiene mi vida atada aún a tierra.
Y mientras, mi perrita, corretea en el llano
detrás de una piedra que vuela,
ajena a mi tristeza. Aunque a veces regresa
y posa su cabecita en mi pierna.
Un día gris de primavera.
Donde estás felicidad
donde la tranquilidad
Busco y necesito tu compañía
pero, mi vida, estoy perdido.
Donde está la recompensa,
el dinero ata y mata,
siempre corriendo
tras su huella maldita.
Y sonó un disparo en mi cabeza.
Un estallido de gritos y lamentos,
todo se vino a blanco.
Menos tus manos y mis besos.
En el camino de búsqueda
aveces te pierdes sin remedio,
temes no poder encontrar
el de vuelta a casa.
Y mientras la lluvia empapa mis zapatos.
Voy saltando pisando charcos,
corriendo al encuentro,
en el número 32.
Todo resumido en una mirada,
el gesto tierno de mi niño
cogiéndome la mano decidido.
Allí está mi hogar afortunado.
Quiero que soñemos con lo que fue. Lo que pasó bonito, estuvo de diez. No quisiera embarrar ese recuerdo fiel, la imagen de tu sonrisa, el contacto de tu piel. Nunca voy a cambiar tus sueños, tu futuro que se abre incierto y espléndido delante de ti. Yo ya acabé de vivir el mío, y te puedo decir que es tremendo y precioso lo que tienes por delante para ti. Se llama vida. Y es una colección de oportunidades, experiencias, descubrimientos, paisajes inolvidables, personas sorprendentes, colores, sabores, ocasos y amaneceres. Cuídame los amaneceres. Y la luna en tu cielo también. A mi no me queda tiempo. Y ese encargo lo harás muy bien. Y dentro de muchísimos años, cuando veas atardecer, encárgale de cuidarlos a quien creas que lo hará bien.
La última vez que fui,
abrazos intensos
tomados despacio.
Besos pausados
seguidos, sin fin.
Caricias suaves,
apenas un roce.
Paciencia infinita
en una noche.
La última vez que fui feliz.
Ahora la cama es más ancha,
Más fría, te extraña.
Ahora, en calma,
mi amiga del alma,
el corazón latiendo
de vida, de ganas.
Ahora que tenemos tiempo de meditar, solo con pensar PADRE, me siento al resguardo de cualquier peligro, respaldado en las decisiones, cuestionado con exigencia, sin maldad, ayudado sin medida, inmensamente querido. Siento la devoción más intensa, la admiración más sincera, el orgullo, el respeto inquebrantable. El perdón. El reconocimiento al MAESTRO, mi fidelidad incuestionable. El AMOR eterno.
Amor otoño adiós.
Que quiero vivir despacio e intenso este amor.
Andar las calles, pisar los charcos, mojar la
cara con la lluvia de caño.
Despacio e intenso el abrazo frente a la estufa,
agarrando el tazón caliente con las manos.
Y la cara ardiendo, tus pies fríos,
acurrucados, suplicando esta locura,
acelerado el corazón, como si fuera la última,
sin urgencias, pausado el tiempo,
respirando agitado, acariciando lento.
Amor otoño adiós
Que es mi último suspiro.
Y no quiero dejar herido
este viejo corazón dormido.
Que fantástico sería
volver a encontrar
quien por mi daría la vida,
porque ya le habría dado
sin dudar la mía.
Imposible renunciar
a los sueños de colores,
cuando miro junto al mar
este jardín de amores.
Brilla la luna llena
en el mar pizarra,
brilla mi alma entera
mientras te abraza,
amor.
Y un solo instante,
que fueron años,
se esfumaron, cuando
te fuiste de mi lado.
Sometido desde hace años a una cura de humildad que me está matando. He prescindido de todo, incluso casi de lo imprescindible, y no ha sido suficiente.
Cada cual es de cómo y con quien vive. Y esta forma de vida de supervivencia no es la mía. Al menos no la que me enseñaron y luché por conseguir. Puede que la halla perdido, pero si no recupero, no habrá vida para mi con dignidad.
Solo la soledad me salva, huyendo despavorido de la vida social, incapaz de vivir solo. Imposible más incongruencias. Mudo, muero de ganas de gritar al borde del abismo, para escuchar el eco de vuelta reconocible, que …
El reloj de sol se me secó.
Mi kentia abrió brotes nuevos.
Y perdí la hortensia.
Mi sombra no me acompaña de noche donde camino.
La hora ya no me dura tantos minutos, o más.
En casa no caben más libros.
Las pelis nunca las termino.
Llevo escrito “malo” en los labios.
Calma ¿donde estás?
La lata del café, otra vez vacía.
Vacío el cargador del miedo.
Y siento que te fallé.
Cantemos otra vez esa canción…
Otra vez