Ahora es demasiado tarde, y ya no deseo vivir más.
Tanto afán, tanta lucha desplegada, tanto tiempo, que en el intento se esfumó toda la vida.
Y es, en este momento que aún nos espera el sprint final, cuando no queda nada con que soñar.
El silencio atronador, la luz azul, el frío violento, la fuerza fallida, el corazón parado, la mirada perdida, la voluntad disuelta.
En un rincón sentada, acalambrada, hecho un ovillo de dolor, imposible estar erguido. Solo un brillo en la mirada, la alegría de ver esa cara, esa voz amiga, de la familia, que al paso te da la caricia justa, el cariño que añoras, y que debes administrar bien, pues tardará en volver esos mis ojos preferidos.
Y la rabia, a veces, por dentro, no es suficiente para poner fin a la tortura.
¿Por que está insistencia desmedida, si solo necesito un poco de dignidad, y que la calma me lleve a mi final, agradecida?
Esto no es vida