Como dos desconocidos

La vida cruzó nuestros caminos 
cuando ya llevamos todo un mundo recorrido, en varias vueltas.
Con el corazón arañado y lleno de heridas,
curadas y cicatrizadas, pero también sangrando,
a pesar de estar vencidas.

Cicatrices que, a veces, ciegan nuestra alegría.
Historías antiguas que oscurecen alguna tarde del día a día.
Preocupaciones que nos asaltan,
encienden las dudas y el temor de hacernos daño,
amor de mi vida.

Respirar, respetar los silencios, las ausencias.
Esperar, luchar y no dar nada por rendido.
Recuperar de inmediato la ilusión común.
Empezar un nuevo camino como dos desconocidos,
enseguida.

Como dos desconocidos
descubrirnos cada día,
Y curarnos las heridas, Kintsugi con pan de oro,
para hacer nuestra amistad imperfecta
aún más bella.

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