Pendiente del gas. Una burbuja inyectada en el ojo derecho que debe desaparecer poco a poco. Y que es visible en su nivel decreciente oval hasta convertirse en una burbuja pequeña y redonda en sus últimos días.
Y mientras, controlar los movimientos de la cabeza, las manos y el cuerpo es la prioridad.
Con la falta de costumbre que tengo de estar quieto, este periodo de reposo absoluto se convierte en una tortura infinita.
Es cuestión de días. Diez o doce, que me parecen un siglo sin verte, sin tocarte, sin amarte.
Para mi que cultivo los abrazos largos y tiernos no es una tarea fácil.
Y, mientras, respiro hondo, práctico el control y la relajación interminable, mientras contabilizó la cuenta atrás que me libere, y la cantidad de las promesas que me voy haciendo para, cuando pueda, ponerme al día de mis impulsos y necesidades emocionales.
Ve preparando tu corazón y las emociones para salir disparados hacia ese lugar de encuentro que sueño, que es tu corazón.