Debo reprimir el deseo de llamar para escuchar tu voz.
Respirar y pensar que estás ocupada, que necesitas tu espacio.
Que no debo interrumpir tu descanso, ni tu actividad.
Que no vine a irrumpir en tu vida, sino a llegar despacio, calmado.
– ¿Que hice que no salió bien, si no correspondía ir tan rápido? pregunta la razón al corazón.
Es que no puedo abarcar el tamaño de este sentimiento, está pulsación sostenida a toda velocidad.
No quiero frenar ese abrazo que se desparrama por mis hombros y tu espalda. Que encienden la miel de tus ojos y mis mejillas.
No hay forma de parar este amor.
Mientras me muerdo los labios, sólo reaprender a esperar con paciencia el instante dulce soñado de tenerte junto a mi.