La distancia. Ese juez que separa de la verdad lo inventado. No atiende a razones, ni excusas. No entiende de intenciones. Excluye los pretextos. Desnuda la armadura, pone al descubierto el alma pura.
Calma los anhelos. Paraliza la intensidad. Descubre los miedos, y las ventajas. Te pone frente al espejo, y allí, a ti te veo, al fin.
Eres mi verdad, mi certeza. Donde acaban mis dedos, empiezas. Bella por dentro y por fuera, Por fuera y por dentro. El espacio de mis sueños, de los que no soy dueño. Porque la dueña eres tú.
Estoy permanentemente en babia, donde habito.
¿La razón por la que escribo?
“… yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero mañana muero, y hoy querría aliviar mi alma.”
Edgar Allan Poe
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