Me levanto y pienso que el día, violento, se ha vuelto contra mi.
Pero aún es de noche.
El tiempo pasa lento, poca vida ahí fuera,
Nos vamos a la espera de ver el primer rayo de luz salir.
El viento suave y frío, templa mis ansias de respirar, ahora más sosegado.
En la cama desperté angustiado, sin aire en los pulmones, y corrí a la calle a ver salir el sol.
Días de despedidas, de tristes augurios, de esperanzas sutiles que después no conducen a nada.
Que dulce tristeza tan rara, que despide el verano deseando que llueva, que encienda el calor de la casa, que la soledad invada la espera.
A veces el agua da vida a quien no la necesita.
A mi me la quito, ahogado.
El peso tira hacia abajo, haciendo imposible seguir en pie.
Al filo de caer al suelo de bruces.
O de recuperar un cielo lleno de luces.
Confundido con el pasado de estrenos,
ahora me lleno de arena el pantalón.
La familia corre a recuperar su posición en la playa, aprovechando los últimos días de sol. Y yo deseando se nos caiga el cielo encima.
Y que te moje el agua abrazada a mi, por favor.
