Carnaval

Viste una máscara. 
Esconde tus ojos, tu cara.
Ven donde están todos,
es Carnaval.

Olvídate si te apetece,
si avisaste de tu llegada.
Métete en el disfraz de león.
Y salta.

Busca un sitio donde quedarte.
Un rincón donde bailar.
Nadie te reconoce, creo.
Ponte a bailar.

No hables demasiado.
Sólo ve allí a su lado.
Canta y muevete con cuidado.
Ríe de verdad.

Es Carnaval
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Sin cabeza

Cómo pollo sin cabeza, dando pasos sin sentido.
Y en la mitad del camino, como siempre cabeza abajo, en el suelo, abandonado te encontré, querido zapato.
Ningún príncipe ni rey atribulado vendrá a buscarte, para así darte un destino fantástico.
Yo te recogí al paso, y te guarde en mi bolsillo, minúsculo zapato.
Sólo para inventar un pequeño cuento, una historia sin pasado.
Se que te perderé en mitad de mi universo atestado. Pero te recordaré en este pequeño post, que dejaré para siempre aquí colgado.

P.D. Dedicado a esa inmensidad de insignificancias a las que no damos valor

Lazo roto

Hoy necesite ayuda. No podía dormir.
Ya de madrugada voy mirando a la ventana, por si veo amanecer. Pero desde aquí no se ve.
He roto el enlace que me unía a un sueño. Era débil y fácil de romper. Pero me hacía tanta ilusión que en la sobrexcitacion lo rompí, como un niño alterado con un juguete delicado.

Es normal. Era demasiada intensidad. Tanta que daba miedo.
Y ha sido eso lo que ha dejado el enlace roto.

Voy a salir. Aún es de noche, pero quiero buscar tu primer haz de luz del día, el viento en las mejillas secará lágrimas y respirar el mar calmara con sal el dolor de las heridas.

Es jueves esperanza, y el cielo gris amenaza lluvia. Ojalá me moje de camino a casa. Ojalá enfríe está hoguera encendida alta. Ojala recupere lo perdido, y me devuelva el viento ese lazo de seda.

Sueño

Ayer soñé que se paró el corazón. El mío. Sentí el temido pinchazo en el lado izquierdo, y la mano dormida.
Dejó de latir de repente, como una noticia de alcance que te sueltan a quemarropa, de pié en la cocina un día cualquiera. Y reventó de ojos adentro.
Durante el día pensé que lo podía superar, pero escuchaba su latido sino como un eco lastimero que se alejaba.
A la noche sentí frío. Y me quedé dormido sin aliento.
Estaba inquieto. No paraba de atender señales de alarma que me enviaba el cuerpo.
Y no hice caso, claro.

Pasado unos minutos entraba empujado en una camilla por el pasillo vacío de un hospital.
Empezaron a apretarme el pecho, con abrazos enfadados. Sentí el desagradable correr del tubo de respiracion entrando en la garganta, el pinchazo en el brazo, el gotero colgando, la actividad frenética alrededor.

Y yo calmado. Echado en la camilla como si fuera a contarlo. Cada vez más frío.

Recorrer un pasillo largo que daba al quirófano, inundado de luz.
Más gente aún.

Era el centro de esta reunión ¿y nadie me preguntó nada?

Me volvieron de espaldas. Ya no me dolía nada, pero sentí la cuchilla abriendo y la mano enguantada buscando. El corazón no latía.
Todo deprisa, sucedía en un instante.
Yo calmado, no me movía. Pero sentía la cuchilla, las manos dentro del pecho empujando, el mantra repetido «reacciona, reacciona» .
Y dolía. Dolía mucho todo esto.
¡Vayan con cuidado! Pensaba gritando para mis adentros …

De pronto volvió el corazón adentro. Con tímidos espasmos y un dolor intenso. Pero volvió.

Luego dirán que estaba sedado, que no sentí nada.
Que todo fue un sueño.
… Y mientras, me despedía diciendo que todo fue un sueño.

Violento, vivo lento, vio adentro

Me levanto y pienso que el día, violento, se ha vuelto contra mi.

Pero aún es de noche. 

El tiempo pasa lento, poca vida ahí fuera, 

Nos vamos a la espera de ver el primer rayo de luz salir. 

El viento suave y frío, templa mis ansias de respirar, ahora más sosegado.

En la cama desperté angustiado, sin aire en los pulmones, y corrí a la calle a ver salir el sol. 

Días de despedidas, de tristes augurios, de esperanzas sutiles que después no conducen a nada. 

Que dulce tristeza tan rara, que despide el verano deseando que llueva, que encienda el calor de la casa, que la soledad invada la espera. 

A veces el agua da vida a quien no la necesita.

A mi me la quito, ahogado.

El peso tira hacia abajo, haciendo imposible seguir en pie.

Al filo de caer al suelo de bruces.

O de recuperar un cielo lleno de luces.

Confundido con el pasado de estrenos, 

ahora me lleno de arena el pantalón.

La familia corre a recuperar su posición en la playa, aprovechando los últimos días de sol. Y yo deseando se nos caiga el cielo encima.

Y que te moje el agua abrazada a mi, por favor.

Tú mano

Siempre cerca.
A esa distancia infinita,
infranqueable,
paralela.

Dulzura y tacto.
Fuerza escondida.
Tiéndeme tú mano,
dame la vida.

Quiero escalar el muro
que me puso de rodillas.
Andar el sendero,
regalarte la risa.

Anhelo extendida
hacia la brecha,
tu mirada limpia.
Cogida, tu mano.

Reina de la luz,
paciencia fría.
Volcán de pasión
retenida, suspira.

Carcel de otros
silencios ruidosos.
Curioso exploraría
tú piel, tus ojos.

Siempre paciente,
espero tú viento
susurrando mensajes
de tu mano, de tu cielo

… por fin .

Refugiado

Amanece 
Solo son las 6:45 
No iré 
Hoy no veré salir el sol 
Ni esconderse temerosa la luna 

Refugiado en mi casa 
detrás de las sábanas 
Más de una hora llevo despierto 
Pero este día 
No saldré al encuentro 
del horizonte del mar 

Refugiado en mi casa 
Atrapado dentro de mi cabeza 
Imposible librar esta batalla 
Escondido dentro de mi 
Todo lo pasado perdido 

Perdido entre miedos 
Refugiado 

Notas al pié, de viaje

Alrededor de las cinco y media, con un café y, como no, conversación animada, esperabas tu turno acurrucada con los pies arriba del sofá y una manta. En un momento los ojos brillan cuando hablas con pasión de los recuerdos de él.

En ese instante del alma en el que la emoción se asoma, en tus ojos aparecen lágrimas de amor. Sin pena añoras, esperas, alegras, y a mi me llega tu verdad, serenidad.