Siempre me sentí un superdotado. Aunque solo para mi, para mi intensa vida interior. Y así fui un superdotado de la imaginación. Y aún lo sigo siendo, imaginando historias imposibles, inviables totalmente.
Alguna intenté con todas mis fuerzas hacerlas realidad. Y casi lo consigo. Al final todo vino a cero, y nada quedó. Solo recuerdos intensos.
También agotadores, resintiendo la salud y los sueños.
Un campeón de la vida. La interior. Otro, perdedor emocionante de la que quedó a la vista.
No me dio tiempo a todo y se me quedaron aún pendientes algunos sueños, intentos determinados de cosas imposibles. Donde otros se rinden me gusta empezar a construir mis castillos en el aire.
Aunque, humildemente te digo, que la realidad es siempre mas aburrida, y tozuda. Y finalmente te deja colocado a tu altura. La imaginación es inmensa, infinita, indefinida y apasionante. Me deja volar, ser feliz y vivir continuamente en babia.