No me abriste tu puerta, ni me abriste tu alma, princesa. Y ahora que viene todo despacio tan solo quiero vivir en ella.
La risa sanadora invade mi cabeza, ¿donde estás vida mía? no sé ocultar la tristeza.
Apenas un respiro de cristal a tragos pequeños y seguidos, transparentes como agua de fuego, trayendo recuerdos de La Habana amanecida, perdida tras una cortina de lluvia y miedos, sentidos al alba. Apenas un cruce de palabras, una mirada, un hasta siempre, más nada.
Ábreme la puerta, mi niña, Abreme tú corazón, de agua tu mirada.
Ábreme este pecho llorando Abreme la razón perdida en La Habana.
Estoy permanentemente en babia, donde habito.
¿La razón por la que escribo?
“… yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero mañana muero, y hoy querría aliviar mi alma.”
Edgar Allan Poe
Ver todas las entradas de 21siglosofia