Perdido el sentido de mi vida, solo paso los días sin motivo. Atravesando un tiempo vacío que lleno dando sonrisas y abrazos generosos. Pero es un intento vano, una estrategia de engaño para sobrevivir este camino sin amor.
Quiero a los míos, a todos. Y quiero a la familia elegida, la del corazón, a todos también. Sin embargo mi corazón sigue vacío. Y ese silencio es turbador. Convierte mi vida en invisible. Las noches en interminables pesadillas.
Observo como, de forma inevitable, se marchita despacio la Luz.
Esa Luz que solo da la Felicidad. Esa Felicidad que solo encuentras en el Amor, que alienta y alimenta tu vida. Entonces no sonríes con la cara. Sonríes con todo el corazón, con el hígado y los pulmones. Sonríes con el Alma.
Contemplo con tristeza como elegí el camino más corto para el final.
Buscando La Luz.
Diario de un náufrago