Un descuido

Estoy visitando el olvido, por si me gustara para quedarme.

En él encontré los miedos a perder lo poco que gané, la memoria. Allí no vale la historia, ni tus brillantes victorias, tampoco tus derrotas. Pierde valor tu dinero y tu fortuna, los esfuerzos sostenidos durante tanto tiempo, y los amigos, los enemigos y las afrentas o los favores.

Tus amores se desvanecen como la niebla con el sol, y tus conquistas no merecen ni una mención. 

Los colores son lo único que se mantiene, pero no recuerdo el significado de cada tonalidad. Ahora son una caja de lápices para aprender a dibujar. 

Los días y las noches se suceden. Da igual. Te duermes cansado y despiertas en mitad de la nada. No sabes si estás a principio o a finales ¿de que?

Solo estoy visitándolo, de vez en cuando. Curioso de su encanto y de su sonrisa inocente y feliz. Aunque, de pronto, lo recuerdo todo y vuelvo por donde vine, a ser nuevamente infeliz, … y cuerdo. 

Recuerdo que me viene de memoria todo lo que viví. O quizás todo lo invente y lo escriba, como si este papel fuera un pañal donde se recoge la memoria perdida. 

Aquí lo dejo, antes de que reviente lo que me queda de cabeza. 

El olvido es un descuido.

FIN 

P.D. No puedo, y quisiera, entender a quien perdió para siempre el contacto, y no puede volver sobre sus pasos a reconocer lo que fue su vida. Y sufre.

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2 comentarios sobre “Un descuido

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