Se nos va el mes a toda prisa, con la cantidad de cosas por hacer y sin tener prisa.
Será cuestión del verano que a veces frena el ánimo y otras lo acelera.
O quizás también va por horas, y el greco (fresco) de la mañana apacigua sin duda las cosas, mientras que la noche te invita a invadir el día siguiente entre las penumbras de la noche junto al mar.
Para soñar. Y esperar que nos llegue la luna llena, más allá de la mitad de la mitad del mes, cuando casi se nos escapa del calendario, y empezamos con el dedo mojado a pasar la página y dar un vistazo al agosto planeado.
Julio es un mes intenso. Muy, muy intenso. Y a pesar de ser de los meses largos, no da tiempo a tanto acumulado.
Será después de tantos años, que lo tengo como mes señalado. A fuego y llanto, a cielo y miedo.
Fue un mes de julio…
