No se porqué hoy, la primera palabra que me viene es ANGUSTIA.
Respiro fatigado, dormí mal, a tropezones, siempre alerta sin motivo, siempre con la idea de no alcanzar el nivel que requiere la necesidad de este momento.
Son cosas del séptimo mes de cada año. Y cada vez lo llevo con peor cara. Cosas del tiempo que pasa impasible, constante y sin pausa. Como siempre. Pero aveces debería sentir que necesito más pausa o más ritmo. Mas tiempo.
… y me lo concede, pero el dolor me parte en dos, me deja sufriendo.
Las noticias se me agolpan cada día, y se me hace “bola”. Siento miedo por el siguiente parte, que viene lleno de malas noticias. Aumenta por momentos el ruido, las algaradas, las necesidades y el descontento.
La historia aquí ha cogido un giro que se me antoja violento. Y eso me da miedo.
También por mí, pero sobre todo por ellos. Estoy llegando a la cima. Poco me queda por recorrer. Pero a ellos le alcanza recién empieza el camino, y es incierto.
Y, muriendo de ganas de terminar, me angustia lo mal que quedó todo esto.
Quebrado y molido por dentro, no me quedan fuerzas para arrimar el hombro a la causa. Y solo me quedan consejos. Que es una señal bien clara de donde estoy, cuál es mi momento.
Apártate de mi, sal de mis pensamientos Ángel de la Muerte, Parca oscura y obediente.
Se que te acercas y que no eres el fin. Pero no tengo prisa.
Apenas me quedan fuerzas que quiero gastar en risas, y mirar a lo lejos, a poniente.