Hechizo de las hortensias

Bajo el hechizo de las hortensias, que llegaron a casa de la mano de un ser muy querido, me he quedado prendido sin poder dejar de mirarlas.

Ahora, la habitación está en penumbras, al resguardo del sol radiante de principios de verano. Y mientras espero, observo mis manos, soportes imprescindibles de las esquinas de mi alma.

Hoy huele a tostado el aire en casa. Y a tierra humeda, con las primeras gotas de lluvia fina y suave colándose por la ventana entreabierta. 

Al acecho, respiro profundo, deseando que llegue temprano mi sueño. Que remonte el vuelo la imaginación y formule una nueva historia inventada, realista como una visión.

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