El calor oscuro, intenso, espeso,
caliente de la luna, menguante,
me deja exhausto
de asuntos pendientes,
el día más largo.
Me deja en blanco
frente a una puerta,
de cara al viento,
brisa fría y salada,
del amanecer azul.
El sol nuevo de este día
acude puntual, encendido,
venciendo la noche,
donde te dejo desnuda
mi alma, sin reproches.
Otro, que suena
de nuevo,
a despedida.
Luego, que venga
con suerte,
confundida
la luna brillante
de un agosto.
Adiós.
Estoy permanentemente en babia, donde habito.
¿La razón por la que escribo?
“… yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero mañana muero, y hoy querría aliviar mi alma.”
Edgar Allan Poe
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