Casas con living y closed.
Eso lo perdí.
Chalets a medias en cien cuadras
a la redonda de donde viví.
La iglesia a dos pasos,
en dirección contraria.
Los pomos, los jugos a centavos,
los abrazos, la risa emisaria.
El arranque ruidoso del carro.
El café colado de las seis.
La yerba cortada a machete,
el pulso parado, tal vez.
Nunca volveré.
Nunca me fui.
Solo se que sueño
con estar allí.
Nunca cambiaré
lo que tengo aquí.
Nunca olvidaré
lo que allí aprendí.
El splass de madrugada
en la piscina de al lado.
La certeza de nada
de lo que había planeado.
…. Y llueve a cántaros
como si no hubiera un mañana
La Habana, Miramar, El Vedado,
café con el que muero, cubana.
Paseos amaneciendo,
pisando las calles, mi gente.
Todo descuidado, tan decadente,
tan perfecto. Ayúdame si puedes.
Despiértame del sueño, mi hermana.
Háblame del sufrimiento.
No dejes de mirarme,
más nunca cambies nada.
Nunca volveré.
Nunca me fui.
Solo se que sueño
con estar allí.
Nunca cambiaré
lo que tengo aquí.
Nunca olvidaré
lo que allí aprendí.
La Habana, Cuba. 2016
Estoy permanentemente en babia, donde habito.
¿La razón por la que escribo?
“… yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero mañana muero, y hoy querría aliviar mi alma.”
Edgar Allan Poe
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