Escribo para no olvidar. Y lo que no escribo lo olvido, como si no hubiera sido testigo de este derrumbe final. Mi cabeza ha decido terminar, y me ha dejado descuidar. Y a pesar de que cada día lucho por seguir, no dejo de caminar, y de buscar, cada día creo estar más cerca de poner el fin. Sin propósito, ni plan de futuro, me llevo por el discurrir del tiempo interminable. Atrapado en unas redes sin fin de la que es imposible zafarse. Como un pez fuera del agua. Las amenazas aumentan a cada momento que pasa. Y la certeza de que no podré afrontarlas me lleva al mismo punto de partida. Es inviable seguir. Sin margen para reducir mas la presencia, ya que he rehecho mi vida en total ausencia. Transparencia sutil de lo que era, no es imaginaria la quimera, sino verdad. Ya no me queda vida ni energía. Buscar la salida, el final de la escalera. Disculpen que me vaya de esta manera. Sólo me queda encontrar una pared blanca donde pintar mi última palmera. Y un te quiero. Felicidad
Estoy permanentemente en babia, donde habito.
¿La razón por la que escribo?
“… yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero mañana muero, y hoy querría aliviar mi alma.”
Edgar Allan Poe
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