Paralelamente perfecta

La mente es perfecta.
Eso me han dicho más de una vez.
Y sin embargo, a veces te juega malas pasadas. Te aprieta, te exige, te encuentra tus límites.
Y escúchame: si te encuentra tus límites y los pasas, te rompes.

Y a continuación la mente pasa por encima de ese destrozo, y continua apretando y exigiendo más, mucho más.
Alguien me dijo: no luches contigo mismo, porque perderás.

Rompe tu equilibrio, ese del que has estado tan orgulloso de mantener siempre, curtido en mil batallas, superando dificultades cada vez.
Pues ese hace aguas. Y claro, te hundes.

Empiezas a disfrutar de miedos insuperables que antes desconocías.
Descontrolas con la risa y el llanto como nunca.
Oyes voces en tu interior. Voces conocidas.
Ves correr sombras y destellos, que se escapan a tu control.
Disimulas.
Hablas solo.
Bueno, solo que al final le pones nombre, y se convierte en tu confidente, tu mejor amigo invisible. Ríes, lloras y discutes con él, ese amigo imaginario. Aunque aveces tiene razón.
Puede que sea tu conciencia, pero con rasgos diferentes, en tu mente, entiendes que no se parece a ti. Le atribuyes fisonomías distintas a las tuyas para que no sea tu doble, que sería más aburrido.
También vas invitando a otros imaginarios, mezcla de pasado y presente. Y en tu imaginación tienes con todos visiones muy realistas, algunas espeluznantes.
Al principio me impedían dormir, y arrastraba el cansancio como un peso terrible de un día para el siguiente.
Rompí mi pauta de sueño, convirtiendo en insomne gran parte de la noche, donde antes solo dormía.

Con toda esta hiperactividad imaginaria, fui olvidando lo importante, lo real, lo que antes manejaba con desparpajo. Sobre todo profesional, pero también lo cotidiano. Y todo a pesar de que me costó un esfuerzo titánico, y prácticamente toda mi vida conseguir ese conocimiento y esas habilidades.

Y así me fui apartando de todo, absolutamente.
Abandoné relaciones cultivadas con mimo durante años, abandoné y me abandonaron amigos, colegas, familia, y me fui sumiendo en mi nueva realidad, en la que soy absolutamente prescindible.
Se que durante muchísimo tiempo fui el líder de los míos, y me gustó esa responsabilidad. Ahora ya no soy nadie. Felizmente todos aprendieron, se independizaron, y no me necesitan para nada.
Pase de ser motor, a una carga.   

Paralelamente comencé a beber en solitario, aunque no me gusta mucho, es efectivo y rápido.

También pasé de no tomar ningún medicamento a disponer de un puñado de pastillas de todo tipo, especialmente ansiolíticos y relajantes musculares o calmantes. El sueño estaba inicialmente garantizado. Pero las resacas eran espectaculares, y los dolores de cabeza insufribles. Y necesitaba más, cada vez más …


Empecé a discutir en mi interior la conveniencia de una muerte digna. Aunque siempre había matices sin resolver.

Luego a decidir no sufrir.

No me vale la pena el esfuerzo, ni el desgaste. Prefiero terminar. Y punto.

Es ya inútil y gratuito.


Pensar en la muerte continuamente es una obsesión. No es un camino fácil tampoco. Supongo que el puñetero instinto de supervivencia nos joroba el momento. Y la verdad es que cuesta ir educandose para inhibir este jodido instinto, que si bien ha servido eficientemente durante toda la vida, en este momento es un verdadero incordio.


Aunque con tesón e interés, que lo tengo, se acaba venciendo esa resistencia.

Así, liberado, es mucho más fácil negociar con la muerte. Le pierdes el miedo. Luego el respeto. Más adelante la retas a la cara. Y ahora la tengo anulada, vencida. Me es indiferente.


Sí quisiera apurar lo que me queda de salud para viajar, intentar alguna locura, y morir de golpe. No ir disipando la vida poco a poco, alargando y posponiendo el momento inevitable, perdiendo capacidades y necesitando de ayudas a la dependencia para el inútil y absurdo sobrevivir.

Esto es innegociable.


Espero no defraudar. No quiero dañar, pero esto es lo mejor para todos. Y, sin duda, lo mejor para mí.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s