Hace tiempo que me apunte a la resistencia. Decidí que aguantaría todo y que nadie notaría mi ansiedad, mis miedos y mi pena. En la medida en que me voy haciendo menos necesario, me va ganando terreno a pasos agigantado el deseo de terminar de un golpe con todo. Y del mismo modo que decido esto, repaso mentalmente lo que me queda por hacer, sin saber bien que lo que tengo alistado va a ser imposible terminarlo. Pero cada vez más cerca, cada vez más vencido, cada vez más decidido a ir al encuentro. Nunca emprendo un compromiso de más de un día, del que me libere de inmediato y me dejé manos libres para intentarlo. Ya no inicio nuevas amistades ni frecuento eventos que me relacionen con otros. Solo estoy empeñado en colocar todo del modo que sea fácil y sin enredos. Que no deje colgando demasiados hilos sueltos. Y que el olvido sea inmediato. Ese sería para mi un buen trato.