Nos encontramos de frente con días eléctricos, cargados de tensión, a veces acumulada durante tiempo. Solo nos basta con mirarnos – ¿y tú qué miras? – o con encontrarnos en mitad del pasillo estrecho de casa. y rozarnos, como única agresión.
O hacer la pregunta – ¿te vas a quedar? – la pregunta es lo que ve.
Entramos de lleno en territorio de conflicto, donde olvidamos el porqué, pero no cejamos, exhibiendo constancia y empeño como si ninguna otra cosa importara en este momento.
Hasta que encontramos el hilo del que tirar y desenreda el nudo, ceder sin herir, ni vencedores ni ofendidos, y fundirnos en ese abrazo nuestro, sanador con el que concluye el enfadío
Nota.- Pido disculpas. El término es INVENTADO, y enfadío no existe. Solo es una licencia poética. Alguna vez jugamos a inventar palabras, pero sin valor alguno, porque el lenguaje sirve para entenderse, y necesita de términos conocidos y comunes.