Mis padres me dieron la vida.
Y una infancia feliz.
Puede parecer poco, o normal, pero es una fortuna incalculable. Me dieron un hogar, el sitio donde volver.
Un lugar seguro, alegre, lleno de música y de libros, lleno de historias y cuentos contados en corrillo, de canciones en el coche, de dulce de membrillo y chocolate en la merienda, de caja de naranjas y bocadillo de chorizo.
De discos de vinilo, dormitorio con literas, de olor a libros de historia, a cocina, a lo hacemos entre todos, a tardes de sábado de película, al galápago de la cochera.
Ya de muy mayor, y reconociendo sus defectos y sus manías, el amor que les tengo es ciego, inmenso, es devoción profunda, es alegría.
Son un cielo. El mío.

#abuelinoencamino
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