Cuando el corazón derrama su amor y su locura
Cuando las lágrimas inundan tu cara y la amargura
conquista la que antes, mucho antes, fue tu vida feliz,
romper con todo, caminar sin rumbo dejando atrás
el hogar, pisando el pasado en busca de la fantasía,
surcando una nueva travesía desconocida, fatal,
sin miedos ni dudas, apenas una mirada de despedida,
parece la mejor propuesta.
Y sin embargo, aquí estoy clavado a la ayuda.
En el intento de hacer fácil lo difícil. Y no termino.
Cada día surge un nuevo compromiso,
una nueva tarea que no tiene fin,
que me enreda de nuevo en un laberinto
del que quiero salir, desesperado, sin aviso,
para coger el camino deseado, acusado de traidor,
sin mirar alrededor, la mirada fijo en el destino,
como un loco, determinado únicamente en su fin.
Derrama lagrimas y sangre, hasta vaciarte
por completo.
No tendrás mejor oportunidad de hacerlo,
y saciar tu inquietud y tú amor más bello,
más sincero y generoso, más inútil.
Llorar como un niño, sin consuelo,
mirando a todos lados, sin saber porqué,
cuando empezó esta angustia
que mantiene atenazado sin moverse, a su loco corazón.
Que traición ha cometido, que pecado sin perdón
le mantiene atado a esta silla, sentado,
esperando que acabe, por fin, esta condena,
y suspire de nuevo, su corazón por ti.
Un gesto,
un beso
rozando apenas
la frente
tus labios
sutil.
Estoy permanentemente en babia, donde habito.
¿La razón por la que escribo?
“… yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero mañana muero, y hoy querría aliviar mi alma.”
Edgar Allan Poe
Ver todas las entradas de 21siglosofia