NOTA
Estimado:
He de comunicarte mi feliz fallecimiento, tras una larga vida de aventuras y descubrimientos. No es un momento triste. Es un alivio.
Deseo que disfrutes de este rato de encuentro. Que charléis de vuestras cosas y de los recuerdos. Eso si controla la voz para no impedir el resto de conversaciones.
Servirán un cóctel y un discreto brunch para que estéis cómodos, escuchando la música que yo mismo escogí.
Cuenta, por favor, algún chiste sin vergüenza, para sentir la risa que tanto amé.
No llegues tarde. Empieza a las 8 de la tarde y llegará hasta las 10:30, que recogerán todo. La música dejará de sonar, se apagarán las luces y se encenderán las velas.
Un fuerte abrazo.
Hasta siempre.