Cerca, muy cerca
de la Puerta de Tannhäuser,
que vi abierta, imaginé
un rayo iluminando el cielo oscuro.
Y era el brillo de tu sonrisa,
poniendo luz
al corazón cerrado
desde que no estás conmigo.
En este mundo helado,
siempre encuentro
en el camino
un fuego encendido.
Y como lágrimas en la lluvia,
desaparecer olvidado,
al ritmo sincopado
del reloj que llega a su fin. Perdido.