Angosto 5

Recostado en la pared, escribiendo para no olvidar, en la puerta de el Jardín, el café, y tardes con música y fresco de agosto, con tu risa embelesante. todavía tan presente.

Luego, buscando la sombra en Calle Santa Maria, mirando al centro, andándoselo entre callejuelas estrechas, con la brisa que te da la vida.


Al paso, olor a esencias de canela y limón, perfume de Malaga, mientras me acerco al juego de la rana, descubierto con mi Alberto_amigo en la ferretería antigua, pa recoger monedas. 


Continuó despacio el paseo. Ya en Calle Larios, entré la cara para ver a mi niña, Noe, cara bonita, pero no estaba.  Me di la vuelta, que era muy temprano para la Casa del Guardia, el Trillo, Casa Mira, Lo Güeno, el Chinitas, o aquel pequeño barecito con barra de madera tallada, no recuerdo su nombre, en la misma calle Maria García. No es tarde para Farmacia Mata, preciosa y antigua, que alguna vez buscamos a deshoras.


La vida son recuerdos de amigos, y recuerdos intensos de momentos únicos. La feria de dos mil y pocos, de la mano de Ana Madrina, a la “caseta” de las oficinas de alguna planta, en la casa de Calle Larios del amigo Paco, con Carmen de Mairena y el arte de MariFe de Triana en el rincón de Antonio Mairena, devoción y colección de D. Francisco Repiso. 
En el regreso, La plaza del Carbón, y la Calle Moratin, que huele a música de cámara, a carreras de última hora en el Malaga#Clásica, y a mi José María y su abuelo, y sus tiernas historias de infancia. Todo, a las espaldas de Echegaray y su pequeño teatro. 

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