Seguimos el paseo hacia La Plaza de la Victoria, camino del “Jardín de los Monos”, donde enviamos siempre a los recién llegados a esta tierra.
¿Quien pudo diseñar esto, sino Dios? Luego algunos dibujaron encima sus últimos trazos para acabar este perfil único. Es Malaga, mi Segunda casa.
En la estela de la Alhambra, la Alcazaba , hermana de la de mi nativa ciudad, querida Badajoz, leyendas de familia y de cariño.
Recuerdos de historias de ventanas con postigo, que mi sincero amigo Paco Hurtado, poeta- visual fotógrafo de Málaga , coleccionó delicadamente en la serie de balcones y ventanas
Desde la plaza de la Aduana, mirando a la Alcazaba, Roma-Málaga piedra y adobe, y gracia
El cuento al oído del malagueño boqueron, que relataba entre sus “zetas” de “zi zeñó” el tesoro guardado en el doblao del Palacio de la Aduana, con algo de verdad, ¡ya te digo!; y ahora también Museo.