Un instante cuántico,
en estado mecánico.
Donde el tiempo transcurre adelante y atrás,
indistintamente.
En él aparece tu espíritu oculto
sin que nada puedas hacer,
salvo contemplarlo.
Un destello de fuerza
interminable, cósmica.
Luz a través de un punto
se derrama por la habitación.
Y el miedo y la agitación
desborda tus defensas,
acompasada, psicodelia,
de tambor y distorsionada realidad.
Salto al vacío de la nada,
del que te cuesta volver
a sentir en gravedad.
Un solo sentido en alerta.
La consciencia,
perdida y transparente.
Todo es velocidad
y recuerdos apelotonados,
algunos olvidados convenientemente
en el fondo oscuro de la memoria.
Eres tú mismo, reencarnado
sucesivamente en los otras identidades
que te invaden al tiempo.
Te hacen ver siglos de existencia
en un instante cuántico
Desolador y fantástico.
Confusión mental.
Visiones brillantes
vertigo y panico.
Luego silencio.
Estoy permanentemente en babia, donde habito.
¿La razón por la que escribo?
“… yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero mañana muero, y hoy querría aliviar mi alma.”
Edgar Allan Poe
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