Me encomendaron encontrar un propósito, que me ayudará a recorrer el largo tiempo que me auguran de vida aún. Y a olvidar. No seguir anclado en lo pasado.
Lo quiero intentar, pero no puedo prometer nada.
A veces pensar en planes a futuro, cuando no veo ese futuro, es un despropósito.
La solución está dentro de ti, me dijeron. No en tratamientos ni en ayudas externas, por muy profesionales que sean.
No paro de buscar dentro de mi. Pero ahora no encuentro más que tristeza y soledad, que combinadas hacen un vacío completo, donde, de un vistazo, te das cuenta de que no hay nada.
Nada que encontrar.
Va a ser difícil el propósito.
Mientras cae la tarde azul, rojo y añil. Y la luna nueva.
No voy a olvidarte.