Sorprende verles preocupados el uno por la vida del otro, conforme a un pacto no escrito acordado en su primer beso lleno de ternura. Y no sólo se trata de caricias y arrumacos. Da envidia verles entregados, volcados en los intereses y la vida del otro de forma tan desinteresada. Da envidia observarles cuando se miran en un gesto adorable, intenso e interminable. Da envidia verles abrazados mientras la sombra de la Luna les alumbra una lágrima de emoción contenida, suspirando.
En sus citas no paran de reír y jugar. La Hormiga sube a lomos del Lagartijo y corretean entre flores a campo abierto. Con sus patitas finas le intenta hacer cosquillas sin conseguirlo, mientras él suelta una sonora carcajada al ver tanto esfuerzo