Cosas que no haremos

La cantidad de cosas que soñamos y no haremos.
La cantidad de veces que quedamos a las puertas
de un te quiero, a la orilla de los labios, a tiro de una mirada perdida, y que quedaron sin destino navegando en el infinito mar de los alientos.


Las veces que los besos sonaron y no alcanzaron su destino.
Las veces que los abrazos se deshicieron fríos en una tarde de sábado. Y las gotas de lluvia nos calaron, y nos separaron cada uno por su lado.
Y el paso de los días se hicieron pesados, alargados, esperando otro lunes de trabajo, otro tramo de camino cuesta abajo hacia un destino incierto que no quisiste.

Depende ti, solo de ti cambiar de rumbo. Nada parece fácil, aveces ni adecuado. Pero mirar a otro lado es la mejor de las ideas.
Mejor sonreír por nada, alegrar la mirada con una hoja voladora de otoño, que abandonó su rama del árbol y se encamina calle abajo hacia la esquina que le oculta la vista de la siguiente calle. Como un niño dando saltos en la orilla persigue con la mirada otra hoja que calló al río y viaja nadando aguas abajo hasta perderse.

El amor es esquivo y efímero. Pero también intenso y dulce. No renuncies a amar. Que él corazón calcinado y gris no es corazón sino la sombra de lo que fue el motor de tu alegría, el disparo de salida de tu imaginación y de la felicidad.

Dibuja trazos de colores, flores, cisnes enormes que recorran el estanque en primavera.
Deja el otoño rojo y ocre abrigado en una bufanda de lana oscura que tejieron para ti los que te quieren.

Cosas que no haremos

Señal

Era un astronauta viajando en el hiperespacio en una misión espacial,
que ha perdido la señal,
y no deja de pensar que volverá,
que no le dejarán de buscar.


Y que, a su regreso, estará tu risa
para recibir su entrada de nuevo a casa.


De momento esa señal se apaga, agónica, parpadea la luz en la distancia. Es imposible no pensar en la perdida, pero la esperanza de recuperar la felicidad que generas, disipan totalmente cualquier duda, por razonable que parezca.


Absolutamente determinado, mira una y otra vez por la ventanilla el horizonte, escudriñando las estrellas, eligiendo la más bella, para llevar como regalo.


Tú risa
Tú risa …
Es la distancia más corta,
repite como un mantra, mientras sigue las rutinas previstas en el manual de la nave, y lo que aprendió en el taller de sicología.


Consumiendo con paciencia y avidez las jornadas que le separan de su sueño: volver a tí.

Llorar

Hoy desperté temprano 
con el corazón encogido.
Y sin motivo aparente,
con unas ganas tremendas
de llorar.

Será que ya vino el otoño
y la distancia es insalvable.
Será que extraño tus abrazos
que me llenó de forma inevitable
la soledad.

Cuando las lagrimas asoman
al borde de los ojos,
el aire en el pecho, comprimido,
nunca pude evitar,
llorar.

Sensibilidad
Intimidad
Deseo
Universo personal
Emoción


Te estimo.
Te extraño.
Llorar

Escondite

Cada uno se esconde rápido detrás de donde puede. Habitualmente en el mismo sitio.
Detrás de una cortina, algunas de humo. Detrás de una sonrisa, detrás de un oficio, de una esquina, detrás de alguien, de un árbol, detrás de un silencio más largo.

Cada cual a su manera, esconde sus debilidades, sus puntos flacos, sus secretos más íntimos. Y los defiende con la vida, si es preciso.

Siempre andamos buscando un escondite. Un lugar secreto inaccesible donde guardarnos de los demás.
Y cuando lo encuentras, te haces fuerte en él, construyendo nuevas barreras con altura, para hacer realmente infranqueable la entrada de furtivos, curiosos y mirones, al acecho de cualquier rendija.

Sólo dejas entrar a una persona especial. Esa que te abre sin llaves y te desnuda el corazón en dos miradas.
Esa que es tu alma gemela, tu hermána, tu Amiga, que también te enfada cuando dice la verdad que no quieres escuchar, y te hace reír como nadie un instante después, sin parar.

Siempre encuentras con cariño a muchas personas candidatas a invadir ese territorio único y personal, guardado con celo.
Pero casi nadie consigue alcanzar el centro de tus pensamientos y deseos verdaderos.
Y esperas impaciente conocer ese Ángel que te aguarda en algún lugar de la tierra, y que está destinado a tí.

Mientras, esperas acurrucado en tu escondite. Mientras te espero a tí.

Escondite

Oscuridad

Amo la oscuridad.

Porque revela nítidamente lo que siento.

Porque su color oscuro, su fondo inmenso, acoge sin dudas todo lo que ocurre en mis sueños.

Porque alcanza lo lejano como si estuviera cerca, al alcance de mi mano.

Porque dice la verdad que la luz esconde.

Porque el ritmo amortiguado de un corazón cansado, se vuelve exuberante en mitad de ese desierto.

La belleza perfumada, en una caricia al alcance de mis dedos.

La pasión dulce y suave, en la boca esperando un beso.

Y sólo por eso amo la oscuridad, como un deseo que pides al genio, el de la lámpara.

El otro, despertar contigo.

Y el último, no dejar nunca de soñar.

Espero

Sábado, 5 de agosto; 5:00 de la mañana. Espero.

Espero ver amanecer
Y despedirse a la luna
Quisiera caminar a oscuras
al borde del mar.
Y la brisa me trae a la cara
la más grande de las sonrisas,
el recuerdo de tus caricias,
de tus ojos mirando los míos.

Los míos son recuerdos
cercanos en mi memoria.
Y es que te extraño,
amor secreto,
Te extraño en silencio.
Enredo mi mano en tu pelo.
Paseo mis dedos
por tu hombro.
Te abrazo en sueños.

Mis sueños me tienen despierto,
Sábado, 5 de agosto; 5:00 de la mañana.
Te espero.

Imposible

¿Como vivir un amor imposible?

Después de buscar intensamente, en una ocasión cualquiera y sin aviso, vas y te topas con su sonrisa.

En plena locura, lo exploras, lo pruebas con gusto, lo enciendes, lo disfrutas, y te lo has apropiado incorporándolo a tu memoria.

Y pasa el tiempo. Y le vas conociendo. Has descubierto divertidas cualidades. Y también descubres oscuras dudas.
Dudas si vas a soportar las ausencias, la distancia, sólo con el recuerdo del placer alegre y feliz de la presencia, que siempre te van pareciendo más escasas, aunque la realidad es que pasáis más tiempo juntos cada vez.
Y siempre parece insuficiente.
¡Ah! Como traiciona el subconsciente de este amor a distancia.

... Y pasa el tiempo, y siguen las dudas. Pronto será el momento de tomar decisiones de realidad. ¿Donde vivir? ¿Como hacer sitio para acoger a tu amor y sus cachivaches, en casas ya atestadas de amor y cachivaches? ¿Cuanto tiempo pasar juntos, y cuánto libres? ¿Como poner orden en este caos?

Sentado en mi silla roja, mirando al mar, averiguando como vivir la tranquilidad de la soledad cultivada durante tiempo, y echando de menos tus abrazos.
Vivir la intensidad de tu persona, recibir sin filtros toda la luz, la actividad extenuante, sin aliento. El calor de caminar a tu lado, la interminable conversación y la curiosidad insaciable por saber de ti.

Y así, va transcurriendo el largo tiempo que nos dimos responsablemente para tomar una decisión inverosímil, que se fue volando, y que, con el paso de las tardes, parece cada vez más sencilla.

Nos queda aún tiempo para terminar de conocer la respuesta
¿Será posible vivir este amor que nos hace mejores y más felices a los dos?

Cierro los ojos. Apareces tú. Y suenan en mi cabeza los versos de una canción:


Amantes intrépidos.
Corazones dorados.
Soles y lunas,
Calmas y fríos.
Otoños perfumados.
Inviernos unidos en un abrazo.
Primaveras de luz
y caminos abiertos de veranos.

No quiero perderme
ninguna incertidumbre,
ninguna encrucijada
si en mi mirada estás tú,
plantada delante,
con tus ojos clavados en los míos.

Si en cada rotura,
en cada descalabro,
no estás tu preguntando
¿como fue?
¿y cuando empezamos
sin prisa, a repararlo?.

No me comprometes,
Me liberas.
No me atas,
me empujas, volando
por encima de las chimeneas,
navegando en aguas abiertas.
Feliz.

Y, si no te parece mal,
quisiera estar así,
aquí, junto a tí,
mientras quieras,
por siempre,
atrapando nubes,
mirando flores,
compartiendo sin prisa
el tesoro de tu risa
y sus colores.

Que pronto será otoño
y aún nos queda vivir
al calor y los baños,
el olor a mar, la brisa
los paseos tranquilos
de las noches de verano,
la pasión de las fiestas,
reír y bailar cercanos.

Imposible, … y sus colores

Cada noche una estrella

En mi locura 
no paro de pensar,
si te vas.
Es injusta sinrazón.
Nunca me diste la vuelta.

He pasado tantas decepciones,
y el dolor infame
de una despedida,
que no puedo olvidar.
Vivir en el pasado.

Al volver de la esquina,
de bruces, me di contigo.
Y me empeñe.
En tu aura vi también
antiguas historias ganadas.

Y ahora,
si te vas,
te seguiré.

Como parte
de tu alma,
inseparables.

Reír
es la distancia
que nos enlaza.

La risa
es la mirada
más cercana.

La tuya
es mi espejo
más feliz.

Mi estrella.
Mi Reina querida.
Amor.

Fdo.- El Rey tuerto
El Rey tuerto