Nubes blancas

Como nubes blancas 
en un cielo azul, radiante
El horizonte infinito
Y tú sonrisa tan cercana a mí
Campos verdes Primavera,
la piedra oscura de tiempos atrás
Los ojos verdes intensidad
mirando los tuyos nada más

Nada más

Castillo de Trevejo, Villamiel
Sueños de caballeros sin escudos
De palacios de piedra, mirando
el horizonte infinito
Baile de corazones
trenza prendida de flores
de Capilla pura,
la piedra oscura de tiempos atrás.

Nada más

Despertar o soñar

Cuento Sultana de Istanbul

Que dulce despertar de luna llena.
Entre el arrullo del amor correspondido.
El primer color de la mañana.
Tus abrazos con dulzura, recogidos.

Si quisieras darme una caricia,
tu que nunca pides nada, generosa,
yo te regalaría mi alma de por vida,
que lo que se da no se reclama. Misteriosa.

Y esta canción escrita en la mesa de un bar (1)

Viaja conmigo en mis sueños, Princesa.
Déjame ser tu Capitán,
que te acompañe y te guarde
en las orillas del Bósforo,
volando las Chimeneas de las Hadas, soñé.
En las calles empedradas de Toledo, seguí soñando,
y viviendo el atardecer en las ventanas de La Alhambra a sus jardines, te abracé.

A ti entrego mi espada,
Mi Reina
Mi tesoro azul
MyQ
Capadocia

P.D.- A menudo preguntas por las razones de lo que escribo, por la verdad, la certeza de cuanto lees. La verdad es que invento casi todo, como si dibujara unos trazos en un papel en blanco torpemente. Y como no se dibujar, no fuera fiel reflejo de la «verdad», y no se pareciera al original.   

Así es en realidad. Escribo prosa poética. Lo que, necesariamente, me separa de la realidad y su parecido.  

Pero hay VERDAD en lo que escribo.   

(1) La realidad es que escribí de pie, parado como un pasmarote delante de un semáforo en verde que no pensaba cruzar, para que no se me escapara ni una sílaba de la inspiración momentanea. Pero esta verdad, como casi siempre, es grosera. Sin embargo la poesía permite dibujar trazos, aunque sean gruesos, para interpretar la realidad.  

Entonces imaginé que escribía los versos sentado a una mesa de un bar, a solas entre la bulliciosa clientela, en una esquina en penumbras.  

Cuando creas, es tuyo, son tus emociones. Cuando lo compartes, es de quien lo contempla. Las emociones que le provocas son únicamente suyas, mientras te quedas traspuesto al otro lado del cristal del espejo.

Miedo

Miedo me da que me visiten mis viejos fantasmas.
Miedo que, desde hace dos dias al menos, me asaltan en mitad de la noche; recuerdos e historias inventadas que nunca antes viví; y que alteran el sueño y la calma. 

Recurrente la visita de la víctima de un accidente durante la práctica de un deporte, tras el choque contra un panel jugando al basket, a la que no puedo asistir mientras agoniza. Y me angustia no saber cómo auxiliarle siendo tan joven, mientras me llora desconsoladamente pidiendo ayuda.
¡El cuello, el cuello!, ¡no puedo respirar! Me grita el desgraciado, sin saber cómo cuidarle y consolar su dolor.

Y el reencuentro con amigos y familia, todos fallecidos, que presentan un aspecto envidiable.
Estos vienen a aliviar el miedo atroz de la experiencia tan real de la anterior.

Agotado sin dormir.
Miedo, siento miedo.

El rincón

Buscando el rincón. 
El valle donde, intensamente,
llueve por dentro.
Por dentro del alma.
Agua cálida
que quema y calma.

El rincón donde guardo
los rechazos en terciopelo azul.
Amores eternos,
amores y colores
que lo fueron,
y sólo entendiste tú.

Empapado de amor.
A solas con el corazón.
Corazón de piedra,
desvaneciéndose.
Luz cegadora,
pasos en vacío.

Y no te olvido,
te necesito
camino cruel,
Reina de mi vida.
Ojos cerrados, soñando,
esmeralda, ámbar y miel.

Su eño

lacraediciones
Figuras que se oyen oscuras en la noche. 
Y amanecen grises y azafrán.
Frías, historias sin final,
que cada día abren a las doce.
Rinden su suerte.
Y regresan cada noche.
Cuando los perros ladran a las sombras.
Cuando las sombras invaden tu horizonte.
Tu horizonte cercano que se acerca
a toda velocidad mientras se enciende el día.
Y así, día tras día.
Sueño.

¿quien es el preso?

El preso 
es el reo de tus besos.
Ese que va y viene de tu lado.
Que prefiere no estar libre
sino atado,
al que has hecho feliz.

El dueño de tus deseos,
el esclavo de tus anhelos.
El horizonte infinito
que alcanzas con la mano.

Tú mejor amigo,
tu paciente inglés.
El estallido de tu risa.
El faro en la niebla.

Un camino de hierba
por descubrir.
El futuro cercano
que desea vivir 
… a tu lado.

Mi universo feliz

Te extraño en el mismo instante en que no estás. 

Me encanta navegar en tus abrazos.
Has trenzado lazos
alrededor de mi corazón.
Me haces mejor de lo que soy.

A veces voy
hacia ti a ciegas sin perderme
en ninguna salida de este camino.

Cómo si fueras mi destino.
Cómo un árbol en la niebla.

Igual no deseo otro.
Eres mi universo feliz.

Mi universo feliz

Érase un cuento

Creo que fue un día
con cara de sandia
y sonrisa de tajada de melón

El caso es que no sabía
que escribirte todavía
Tenía el cuento escondido
detrás aún del telón.

Con la mirada perdida
mirando que el sol salía
a través de tu balcón.

Y apareció un destello
de luz en la entrada
Se abrió la puerta
y allí estabas tú.

A pesar del frío
de la cara helada
a pesar del destino
alli estabas tú, amor.

7:42

Confirman que me enviaran el reloj. (Amazon)
Sin necesidad de tiempo que medir.
La luz del amanecer creciente, deshace las tinieblas.
Mientras ya suenan las primeras notas de 5 A.M. de David Gilmour. El arpegio de la guitarra invade mi espacio.

Recuerdo tu calor tumbados juntos.
Tu respirar profundo.
Tu dulce sueño.
El perfil de tu cara, a kilómetros de distancia.
Debo prepararme para viajar.
Cruzar el banco de niebla hasta tu sonrisa.
Cruzar el pantano, que mueve el suelo bajo mis pies, creando la falsa sensación de flotar, cuando en realidad entierra mis botas, atrapando mis pasos cansados.

Horas de mañana de noviembre, que saben a migas con pimientos, que huelen bellotas y a candela, avivando los rescoldos de la hoguera de ayer, donde poner el café de puchero.
Aire húmedo de la querida dehesa extremeña.
No te alejes.
Horas de mañana de noviembre.

5 A.M. David Gilmour
Dehesa extremeña
5 A.M. David Gilmour

Nunca como en ti

Nunca llovió tanto 
como dentro de tu abrazo.
Nunca sentí tanto
como siento contigo.
Nunca fui amigo
tan sincero de nadie.
Y no creo que nadie
lo fuera conmigo.

No pase miedo
paseando de tu mano.
Ninguna risa me abrió
tanto el corazón.
Nunca más quiero estar
al borde del abismo.
Todo contigo es lo mismo,
si estoy frente a tí.

Me llenas de sentido
y no desbordas
este sueño que baja
como el río,
entre rocas sorteando
los obstáculos.
Transparente, caudaloso
y frío.

Ningún viaje eterno
se hizo largo.
Ninguna espera
fue tediosa.
Nunca un beso
fue ligero, ni espeso.
Nunca nada
como en tí.



Loui JOVER